La ‘Teoría del Péndulo’ asevera que nuestros gobiernos están condenados a oscilar permanentemente entre el Neoliberalismo y el Socialismo. Si es que esa teoría es correcta, la reunión propuesta por el actual gobierno, está plenamente justificada.
En Ecuador, el neoliberalismo se inicia en 1983, cuando algunos empresarios asustados ante su excesiva deuda adquirida en dólares, solicitan y logran que el gobierno asuma la obligación de pagar esa deuda ante los bancos extranjeros y, para justificar ese inmenso favor, los deudores privados adquieren el compromiso de pagar al Estado una cantidad fija en sucres, a tasas de interés bajas y a un generoso plazo. Así, ese acto que transformó una deuda cara en dólares a una deuda barata en sucres, quedó bautizado con el nombre de ‘sucretización’ de la deuda.
El segundo acto se produjo una década después, cuando varios bancos solicitaron ayuda del Estado. Esa ayuda arribó a través de un decreto en el cual el gobierno autorizó a los dueños de los bancos a usar dinero de los depositantes para auto otorgarse préstamos. Así se inició la extirpación legal de los depósitos en sucres que -se dice- alcanzó para comprar un total de ocho mil millones de dólares. El gobierno justificó oficialmente la firma de ese decreto argumentando que evitaba la quiebra del sistema bancario. Ese acto lleva el nombre de ‘salvataje bancario´.
El tercer acto concluyó al finalizar el Siglo XX, cuando casi todo el Ecuador se percató que el mejor negocio del mundo era hacer lo que habían hecho los bancos por casi una década: utilizar los depósitos en sucres para comprar dólares.
Con ese ejemplo, los depositantes decidieron participar ellos también en el negocio, para lo cual intentarían sacar su dinero en sucres que aún estaba en la banca. Para evitarlo, el gobierno ordenó un ‘feriado bancario’ y, mientras los bancos permanecían cerrados, una inmensa cantidad de devaluados sucres que repletaban sus bóvedas eran legalmente remplazados por una mínima cantidad de depósitos en dólares. Es decir, el país se ‘dolarizó’.
Por tanto, fue la ‘dolarización’ la que sepultó al neoliberalismo; y, con él enterrado, en apenas media década el péndulo se desplazó a las faldas del así denominado Socialismo del Siglo XXI; peripecia que ya perdura más de una década y que aún tiene plena vigencia. Por tanto, no es necesario rememorarla.
En estos días, los protagonistas de esas décadas neoliberales, han sido invitados a reunirse con el gobierno socialista; tal vez para tratar de calibrar a cuál de esas dos opciones hoy apunta el péndulo.
Quizá alguno de los asistentes a esta junta lograse percibir que en el mundo existe un tercer camino; aquel que traza la Mesoeconomía.