Uno se imaginaba en el pasado a los presidentes de la CAN reunidos para desarrollar una agenda que implicara el real fortalecimiento de la integración, con una clara posición frente a la problemática política, económica, social y cultural de nuestros pueblos. Adicionalmente, como una alternativa de plantear unidos una posición conjunta frente a la crisis mundial, una respuesta en relación con los hechos que se desarrollan en Italia y Grecia, a la integración suramericana y latinoamericana, también con respecto a Asia-Pacífico y, por ejemplo, analizando un tema común como el desarrollo sostenible frente al ‘boom’ de la exploración de recursos naturales.
No, se reunieron para hablar del paso de los camiones ecuatorianos por Colombia, simplemente porque hoy nuestro país, mañana Ecuador, decide no respetar el marco jurídico de la CAN. En vez de acudir y fortalecer la institucionalidad se recurre a los presidentes para que funjan de agentes del libre tránsito, que no de ‘agentes de tránsito’.
Ordenan los jefes de Estado en su redundante Declaración “Dar pleno cumplimiento a la normativa comunitaria, particularmente a las disposiciones relativas al libre tránsito de transporte terrestre”. Después deciden volver a elaborar trabajos que se han entregado en diferentes ocasiones: “Solicitar al Secretario General de la Comunidad Andina a.i., a que conjuntamente con la Secretaría General del Mercosur y la Secretaría General de la Unasur, identifiquen elementos comunes, de complementariedad y diferencias con miras a una futura convergencia de los 3 procesos”. Genialidades del melifluo y habilidoso lenguaje de cancillerías.
Nuevamente los presidentes Correa y Santos, sin ninguna cordialidad y a duras penas guardando las formas, se mostraron los dientes: “Les he dicho a nuestros vecinos de América Latina y del mundo que este es un problema colombiano, que resolveremos los colombianos, cuando necesitemos ayuda la solicitaremos, y estoy seguro de que Evo Morales, Rafael Correa y Ollanta Humala nos darán esa ayuda para conseguir la paz, mientras tanto esto es un problema colombiano y no queremos que nadie interfiera en estos asuntos internos de Colombia”, señaló Santos.
Correa, como si no hubiera escuchado, dice: “Unasur es un foro abierto y está dispuesto a tratar cualquier tema, desde Ecuador hay dos condiciones, si aquí se quiere imponer mandatos y ordenar cosas, olvídense jamás contarán con Ecuador, no vamos a llamar terroristas a ninguna organización porque a un gobierno se le ocurrió, con fundamento o sin fundamento. Pero no es porque nos manden a decir que Ecuador va agachar la cabeza y tenemos que obedecer”. Correa se reunió con Petro para estrechar los lazos comerciales (¿y políticos?) entre Quito y Bogotá.