Rusia perdió uno de los pocos medios de información que permanecía relativamente objetivo, en una medida con que el Kremlin intensifica su control sobre el sector de las comunicaciones.
Con un decreto sorpresivo, el presidente Vladimir Putin ordenó el 9 de este mes el cierre de la agencia de noticias RIA Novosti y su sustitución por otra nueva, Rossiya Segodnya (Rusia Hoy), que será dirigida por Dmitry Kiselyov, uno de los más fervorosos defensores del gobierno dentro de los medios.
La oficina de la Presidencia rusa dijo que la decisión se tomó por motivos financieros, pero críticos del gobierno sostienen que el nuevo medio se convertirá, con toda probabilidad, en una mera herramienta para difundir las posiciones oficiales.
“Es otro medio que se transforma en una oficina de propaganda. Ahora, todas las instalaciones de RIA se usarán” con este fin, dijo a IPS la periodista Tatiana Gomozova, analista política en la radio Kommersant FM.
Aunque era de propiedad estatal, RIA Novosti era apreciada como uno de los medios con una información más equilibrada en Rusia, dentro de un paisaje mediático fuertemente regulado y bajo el dominio del gobierno. Casi todos los canales de televisión del país están controlados por el Estado, mientras que la mayor parte de los periódicos regionales están en manos de autoridades locales, principalmente a través de vínculos financieros. Entre los diarios nacionales hay cierto grado de independencia y espíritu crítico en su información.
“La prensa para el exterior difiere levemente (de este panorama) y es probablemente la más independiente del gobierno. Allí por lo menos puede encontrarse alguna crítica, y sin duda entre algunos de los medios de noticias en Internet”, dijo Johann Bihr, director de la oficina de Reporteros Sin Fronteras para Europa oriental y Asia central.
La autocensura es un problema entre los profesionales de la comunicación y los reporteros independientes que informan críticamente sobre el Estado, especialmente en áreas como los derechos humanos, son a menudo víctimas de intimidación o incluso de prácticas peores.
Según el Instituto Internacional de Prensa, con sede en Viena, 62 periodistas fueron asesinados en Rusia desde 1997, lo que convierte a este país en el sexto más mortal del mundo para los reporteros en los últimos 16 años.
Pero la organización advirtió que la cifra real podría ser más elevada, pues la impunidad reina como norma ante los ataques contra periodistas en Rusia y la vasta mayoría de casos quedan sin resolver. En una entrevista con el Instituto Internacional de Prensa, a comienzos de este año, la periodista de investigación Elena Milashina, de Novaya Gazeta, explicó los problemas de sus colegas: “Pienso que hubo una especie de orden política en el país cuando Putin llegó por primera vez al poder. Él anunció una guerra contra los medios libres… Cuando ocurren esos ataques contra periodistas, estos acuden a la policía y ella no quiere investigar”, explicó.”En los casos que se ven obligados hacerlo, porque se produjo un asesinato, lo realizan lentamente, porque nadie los presiona. La impunidad es la regla, ellos entienden, nada les ocurrirá si no investigan”, añadió.
IPS