Así se denominó la Declaración de la XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado realizada entre el 28 y 29 de octubre pasados, en Cartagena de Indias, como parte del Pacto Iberoamericano por la Juventud.
Allí, los mandatarios se comprometieron a reconocer el papel del emprendimiento como uno de los ejes dinamizadores del crecimiento económico (a través de la incorporación de actividades productivas basadas en nuevo conocimient); además de destacar la gestión de los jóvenes emprendedores en su contribución al desarrollo y crear las condiciones para generar más empleo y prosperidad. Para llegar a esta declaración, más de 20 000 jóvenes iberoamericanos trabajaron en un documento de 24 puntos, en el que se exige a las autoridades menos palabras y más hechos.
Con este compromiso oficial asumido por 22 naciones, el camino está trazado y se espera que en la próxima cumbre que se realizará en Guatemala, en el 2018, se logre otro gran acuerdo por la educación y otro por el emprendimiento.
Casa adentro, en Ecuador están en marcha iniciativas importantes para dar mayor protagonismo al emprendimiento y a la educación. En el primer caso, la estrategia para hacer del Ecuador un país emprendedor e innovador en el 2020 (lanzada en el 2014), muestra avances interesantes en indicadores como financiamiento, talento humano, marco regulatorio, aunque en aspectos relacionados con tramitología, mercados o tributación todavía existen tareas pendientes.
En cuanto a la educación existen propuestas para el debate, como la denominada Minga Libro (agosto 2016), en donde se pone de manifiesto la necesidad de plantear alternativas a los desafíos de la política educativa ecuatoriana. Este es un aporte para el debate, orientado a afianzar la implementación de una agenda de largo plazo, a través de la construcción del nuevo Plan Decenal 2016-2025. En definitiva, los retos están trazados y como esperan miles de jóvenes, menos palabras y más hechos.