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Está en trámite un concurso para la formación inicial de 700 jueces, bajo los principios de méritos y oposición. ¿Cuánto poder tendrán los jueces en la aplicación de la ley, si se tiene en cuenta que la Constitución dispone aplicar la norma legal y la interpretación que más favorezcan su efectiva vigencia? (art. 11, número 5).
Observemos el poder del juez en un caso resuelto en Alemania. Lo relata el abogado en ejercicio Ferdinand Von Schirach en su libro “Culpa”.
Alexandra tenía 19 años y compró un automóvil. El vendedor le cayó simpático, pero no lo suficiente como para dañar su matrimonio. Casada con un boxeador violento, agresivo, rústico, le propinaba golpes al estómago y, poco a poco, le hizo víctima de sadismo inclusive extremo. Nació una niña que se llamó Saskia. Resistía todo el maltrato de su esposo; pero terminó cuando el depravado anunció que Saskia está en edad para soportar relaciones sexuales y él iba a ser el primero en utilizarla.
Acostumbraba a embriagarse. El vendedor del carro, Félix, escuchaba las quejas y lamentaciones de Alexandra y estaba al tanto del drama que ella vivía.
Una noche, mientras el marido dormía, alguien con una estatua, le propinó golpe tras golpe, despedazándolo el cráneo. Murió.
Todos hablaron de asesinato. El fiscal Kaulbach tenía todos los elementos para acusar y pedir la pena de cadena perpetua. El abogado defensor, ante tanta evidencia; y, además, que la esposa se había declarado autora de la muerte, no tuvo espacio en la defensa, que no sea invocar atenuantes para que le impongan la pena menor.
Y aquí viene la intervención del juez. Experimentado en el ejercicio de la justicia penal, conocedor de todos los ángulos de estos problemas advirtió que la estatua con que lo masacraron pesaba 41 kilos, casi imposible para que la acusada, más bien pequeña y delgada, lo levante una y otra vez; no había huellas dactilares en el arma; la ropa de la supuesta asesina, recolectada por la Policía inmediatamente del hecho, no tenía una sola muestra de sangre. El abogado Schirach confiesa que había hecho una “pobre defensa”, pero el juez no se engañó en cuanto a los hechos. Dice el abogado: “El Magistrado era veterano, no podía haberlo pasado por alto” Absolvieron a la esposa.
Hay un principio en el Derecho Constitucional conocido como “Iura novit curiae”, que se le entiende como “El juez conoce el Derecho”. La Corte Constitucional del Ecuador lo aplica; y, al parecer, se abrirá espacio en las esferas de la justicia en otros estamentos legales.
Evidentemente, la esposa Alexandra no pudo haber causado esa muerte. ¿Quién asesinó, al agresor? El problema pareció aclararse cuando, a la salida del Tribunal, a la señora Alexandra le esperaba Félix, el vendedor del vehículo; y, ambos, ocupando un taxi, se ausentaron juntos, a casa de los padres.