Los jueces y los amos

La jueza María Lourdes Afiuni cumplió con la ley cuando liberó al empresario Eligio Cedeño, pero Hugo Chávez la insultó y la internó en una cárcel parecida a la casa del Marqués de Sade. En prisión la violaron, resultó embarazada y perdió al hijo. Afiuni, con casi 50 años, luego padeció cáncer y fue operada. Ante esto, la condenaron al arresto domiciliario. Pero, para que no olvidase quién manda en Venezuela, los chavistas tirotearon su casa.

En Ecuador, el Presidente asegura ser también la cabeza del Poder Judicial y del Poder Legislativo. Nadie le explicó la clave del modelo republicano: la separación de poderes, los límites legales de la autoridad y el imperio de la ley. Por eso no sintió repugnancia cuando la sentencia a su favor, en su pleito contra el diario El Universo, la redactó su abogado.

Daniel Ortega, que escapó de la acusación de violar a su hijastra mediante la complicidad de un juez provisional, utiliza el Poder Judicial nicaragüense como instrumento de control político para golpear o amenazar a sus adversarios.

En Bolivia, Evo Morales tiene (y ejerce) la potestad de nombrar a jueces y magistrados. Colocó a 18 en un día. Lo llamó una revolución judicial. Con anterioridad ya había demostrado qué piensa de las leyes y las reglas cuando explicó a sus abogados que a él le tocaba hacer las trampas y a ellos adaptar las leyes. Por eso, según una encuesta de Ipsos, el 80% de los bolivianos no cree poder obtener justicia en los tribunales.

Cuba, siguiendo la tradición soviético-comunista, no anda con memeces republicanas. La Constitución es clara: el Partido es la única fuente legítima de autoridad. El resto de las instituciones son bagazo de caña. El sistema judicial cubano se controla desde el Ministerio del Interior, y las sentencias se dictan en función del interés político: alguien puede ser condenado por iguales hechos a 30 años, 30 meses o 30 días. Al general Ochoa y al coronel De la Guardia los fusilaron en 1989 como parte de una estrategia para liberar a Fidel y Raúl Castro de la sospecha de aprobar el narcotráfico. El código penal establecía 6 años por el delito imputado, pero la inocencia de los jefes era más creíble si los subalternos resultaban ejecutados. Los mataron al amanecer.

¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI? Un modelo de Estado donde el Poder Judicial sirve para perpetuarse como gobernante, perseguir adversarios y cercenar las libertades. Lo que ignoran quienes así ejercen la autoridad es que destruir la independencia de los jueces puede convertirse en un peligroso bumerán en cuanto el viento modifica su dirección.

Cuando los jueces no obedecen las leyes, sino a los hombres, se comportan como los perros de presa. En el momento en que la correa cambia de manos, atacan a los antiguos amos.

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