Imposible rectificar lo hecho, la censura al libro ‘Una tragedia oculta’, quedará para la pequeña historia. Mil palabras para lavar lo hecho no logran rectificar lo inadmisible. Tardías defensas de principios y condenas innecesarias a diligentes funcionarios que supieron de las conveniencias del Gobierno, terminan ratificando que hay algo que se esconde y se quiere justificar a cómo dé lugar.
Cabodevilla, Aguirre, de Marchi intervienen con sentido ético, el fundamental, presentan hechos, contrastan normas de sentido común, leyes o principios y claramente se ve que el Gobierno trafica argumentos, fuerza la más elemental razón para justificar la explotación petrolera en ITT; insostenibles justificativos se acumulan, se contradicen, deshacen la coherencia. Se convierte al cinismo en política pública.
Los autores del libro develan la insensatez, los hechos dicen que se está mintiendo, que se mezcla cualquier cosa para pintar una realidad para incautos o esa configurada con promesas del paraíso que traerán los petrodólares. La construcción de emociones no deshace los hechos sobre los pueblos no contactados, imposible esconderlos ni colocarlos a conveniencia para justificar la extracción. Es un genocidio anunciado.
Además, las simples afirmaciones no resuelven sobre los riesgos evidentes de extraer petróleo en uno de los sitios de mayor concentración de biodiversidad del planeta. El Gobierno se pone encima un proyecto que acumula irresponsabilidad e inconsistencia, al menos debería atenuar los riesgos reales basándose en conocimientos y argumentos fundamentados, ahora no los dispone.
¿Por qué esmerarse en acumular decisiones que le llevan a más autoritarismo y que algún rato alimentarán la ilegitimidad? Es claro en este caso que no basta con ganar y ganar, hay que aprender del pluralismo para crear algo del sentido de consenso -que tanta falta le hace al Gobierno- para saber perdurar más allá de los triunfos. ¿O a ese punto sabe que sus argumentos son pegados con saliva que no quiere voces discordantes? ¿O a ese punto la situación económica urge de ventas anticipadas de petróleo? ¿O quiere simplemente imponerse justificando así las voces sobre un creciente autoritarismo? Cabodevilla, igual que lo sostuvimos en esta columna, coincide en que hay apresuramiento en decidir y extraer ya. Se requiere más tiempo para una decisión madura y fundada. Señalamos ya que ni los datos sobre las reservas, costos y beneficios parecen seguros, tampoco las capacidades técnicas de Petroamazonas para una extracción con menos riesgos. Valdría la pena dotarse al menos de un año para precisar lo que implica intervenir en ITT. Conviene formar una Comisión Pública, multidisiciplinaria, para analizar y proponer una clara política sobre los pueblos en aislamiento y esclarecer las reales condiciones de la extracción de ITT.