Los resultados de las elecciones del 25-F en Italia reflejan la situación de un empate paralizante entre las distintas fuerzas políticas; la victoria mínima de Pier Luigi Bersani, exponente del centroizquierda, no le es suficiente para armar un gobierno que pueda sostenerse en medio de la turbulencia de la crisis italiana alimentada y monitoreada celosamente desde Bruselas.
Italia ha terminado por rendirse, no tanto a los designios del populismo de Berlusconi (si bien en parte lo hace), sino a los cantos de sirena del reclamo antipolítico del programa del movimiento “5 Estrellas” y de su líder, el cómico Beppe Grillo. Atrás quedó la propuesta de la rigurosidad técnica impulsada por el primer ministro Monti y que permitió al país salvarse del torbellino de los mercados financieros, los cuales han mantenido no solo a Italia, sino a España, Grecia y Portugal suspendiéndose en el filo del abismo .
Monti confirmó la regla recurrente en Italia de que, en un determinado punto del desarreglo institucional financiero, alguien debe poner el ‘orden en casa’; personificó al “gobierno de los técnicos”, de aquellos que no se deben a intereses partidarios y que en un determinado momento son llamados justamente por los partidos para que los salven del desenlace funesto al cual puede llevarlos la indisciplina e irresponsabilidad de su propio manejo de la cosa pública.
La victoria del populismo y de la antipolítica parecería dar una señal de que ya fue suficiente la disciplina, de que ahora hay que regresar a la farándula y al dispendio; basta ya de asociar el interés público a la disciplina macrofiscal, a la rigurosidad de las cuentas, a la estabilidad del euro que tanto reclama la señora Merkel. Pero la contestación antipolítica puede ser bien vista desde muchos sectores de la vida política italiana, en especial por aquellos que miran en los arreglos cupulares entre los partidos la responsabilidad de la inexistente reforma política de las instituciones. La antipolítica de Grillo recoge “muchos de los ingredientes de una política de izquierda” afirma Nichi Vendola, líder del ala izquierda de la alianza Bersani.
“Es necesario escuchar y leer atentamente lo que encierra la crítica del movimiento de Grillo”, advierte y con ello sugiere la posibilidad de un encuentro difícil, pero necesario entre estas fuerzas.
El resultado electoral del 25-F ha impactado seriamente en el resto de Europa, dado el desafío que la situación de ingobernabilidad italiana puede presentar a la lógica de los mercados y a la búsqueda de disciplina en el manejo de la cosa pública impulsada desde Bruselas.
Pero el peligro parecería estar más en el efecto de contagio que pueda significar la emergencia de la antipolítica y su apuesta de desarreglarlo todo para luego ver qué pasa.