El año que viene se cumplirán 50 años de uno de los conflictos no resueltos más largos de la historia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): el conflicto palestino-israelí, que se remonta a la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967. Cuando António Guterres asuma el cargo de secretario general de la ONU el 1 de enero, heredará una serie de conflictos políticos y militares, como la guerra en Siria, que lleva seis años, los devastadores bombardeos en Yemen y los enfrentamientos mortales entre chiitas y sunitas en Iraq.
Pero también el caos político en Libia, la renovada violencia en República Centroafricana, las continuas atrocidades que ocurren en la provincia sudanesa de Darfur y en Sudán del Sur y el incremento de atentados terroristas. Uno de los problemas más elusivos, que reclama a gritos una solución inasible tras medio siglo de negociaciones y de resoluciones no implementadas del Consejo de Seguridad, será la concreción del reclamo de un territorio para los palestinos.
“Necesitamos redoblar la diplomacia para lograr la paz cuando vemos la multiplicación de nuevos conflictos, y los viejos que no parecen morir nunca”, declaró Guterres el 12 de este mes.
El conflicto palestino-israelí no ha mostrado señales de extinguirse en sus 50 años de historia. Mouin Rabbani, del Instituto de Estudios Palestinos y colaborador editorial del Middle East Report, dijo a IPS: Cuando la ONU conmemora 50 años de la ocupación de Israel, tenemos que reconocer que el foro mundial es, en muchos aspectos, una sombra de la organización que era en 1947, cuando la Asamblea General adoptó la recomendación para la partición de Palestina, o en 1967, cuando comenzó la ocupación de Cisjordania y de la Franja de Gaza”.
Cualquier capacidad que hubiera podido tener para actuar de forma efectiva en lo que respecta a Palestina, ha sido total y deliberadamente frenada por Estados Unidos, en representación de Israel, acotó.
De hecho, es irónico escuchar cómo la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power, y otros diplomáticos estadounidenses se quejan desde hace años de cómo Rusia ha protegido al régimen sirio en el Consejo de Seguridad, observó Rabbani, investigador asociado del Consejo Europeo sobre Relaciones Extranjeras, y asesor de Al-Shabaka, Red de Política Palestina.
Rabbani opinó que de los últimos secretarios generales de la ONU, ninguno fue tan tímido ni más solícito con la política de Estados Unidos e Israel que el saliente Ban Ki-moon. “Su mandato fue un desastres para los derechos de los palestinos. Punto final. Por lo que su sola partida y reemplazo son buenas noticias”.Pronosticar la posición de Trump sobre la cuestión Palestina también es difícil, observó Rabbani.
IPS