Irrespeto a Alfaro

Seguramente no es la intención del presidente Correa, pero así resulta. En el Judaísmo y en el Cristianismo, el tercer mandamiento de la Ley de Dios, Éxodo 20.7, nos dice "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano". Pero aquello no sólo debe ser referido a Dios, sino también a la patria y a sus valores, a los que decimos respetar y honrar, y nunca usarlos en vano o en forma indebida.

En esta columna comenté el 9 de septiembre de 2009, como algún cortesano le hizo incluir en el mensaje de la segunda posesión del presidente Correa, el 10 de agosto de 2009, al presentar lo que él llama “Los Ejes de la Revolución”, lo siguiente:

“El Viejo Luchador decía algo que creemos debe ser invocado ahora, en este tiempo en que la Revolución Ciudadana se hace carne en cada ecuatoriano: cuando un pueblo despierta, cada palabra es una esperanza, cada paso es una victoria”. La frase fue impactante en la solemne ceremonia, pero lamentablemente su génesis no estuvo en Alfaro, sino que fue una expresión –y de las más conocidas- de García Moreno.

El 5 de junio de 2012, haciendo protesta de una supuesta omisión de más de un siglo desde la muerte de Alfaro y sus compañeros en el martirio del 28 de enero de 1912, recién este Gobierno le otorgaba el grado de General de Ejército, porque a Alfaro se lo llamaba General por resolución de la Asamblea Legislativa de Nicaragua de 1895. Alfaro fue calificado General de Brigada por la Convención Nacional 1883–1884, por su papel heroico en acciones de guerra en Esmeraldas, Manabí y Guayas, para la expulsión del poder de Ignacio de Veintimilla.

Que Alfaro reivindicara su lucha, antes que el grado de General, marca su inmensa dimensión. El, nunca, ni en el ejercicio del poder, asumió la petulante condición de la “majestad del poder”.

Después del triunfo de Gatazo, 14 de agosto de 1895, en el R.O. de agosto 24 de 1895, aparece el ascenso de Alfaro a General de División del Ejército Ecuatoriano por el Consejo de Ministros de la Revolución Liberal, encargado del Poder Ejecutivo, de 20 de Agosto ; otra vez su modestia, desinterés y abnegación se manifestaron rogando que no den curso al “ascenso”; de seguido, aparece la Insistencia del Consejo de Ministros. Lo más importante, en el mismo R.O. de agosto 24 de 1895, se publica la amnistía que dictó Alfaro, en calidad de “General en Jefe del Ejército”, el 16 de agosto, decretando la libertad inmediata de todos los prisioneros de guerra.

Alfaro nunca usó las insignias de General de nuestro Ejército como vanidad. Su condición histórica nunca podrá minimizarse en un Decreto que pretende ignorar que por décadas el pueblo ecuatoriano lo ha honrado en la dimensión de que nadie tiene derecho a pretender apropiársela.

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