La investigación científica es de las más elevadas disquisiciones a las que puede llegar la inteligencia humana. Tal ejercicio conlleva el propósito de ir definiendo objetivamente los elementos que conforman la realidad con aportaciones al conocimiento. Es así como el conocimiento empírico fue arrollado por el científico a partir del siglo XVIII, el de Las Luces, el de los enciclopedistas, hasta nuestros días: el siglo XXI el del conocimiento, en el que se van develando los arcanos de la corteza cerebral, el cáncer y el espacio exterior.
En materia de investigación científica toda nueva aportación al conocimiento tiene un mérito intrínseco; no hay investigaciones científicas pequeñas o grandes. Aquel valor intrínseco lo tienen tanto las aportaciones a las ciencias aplicadas como a las ciencias puras. Es de valor aleatorio la ‘circunstancia’ del investigador. Tanto el que descubre una nueva partícula subatómica como el que halla la explicación biomolecular de los efectos potenciados que se dan cuando concurre la deficiencia de yodo con la malnutrición, lo hacen en conocimiento de las fronteras a las que se había llegado. Abundando: cuando se efectúan investigaciones epidemiológicas lo insoslayable es el conocimiento de lo que ocurre en otras latitudes y las clasificaciones en uso. El investigador científico y su ‘circunstancia’, como eso de la tecnología que dispone y utiliza. Asunto crucial. La comunidad científica internacional no está para aceptar en foros o ser publicados en revistas trabajos realizados con equipos y técnicas que se volvieron obsoletos.
El discreto lector hallará justificado este prolegómeno si lo que pretendo es ponderar cuanto hemos avanzado en investigación científica en algunas universidades del país. El Centro Internacional de Zoonosis iniciado como un proceso por el Dr. Washington Benítez en la Universidad Central del Ecuador (UCE) es hoy un ejemplo de desarrollo científico. La semana pasada se realizó el Congreso de Biomedicina 2017. Fueron decenas de investigadores de la UCE, la San Francisco y la Tecnológica Equinoccial los que presentaron sus trabajos de investigación. Hecho relevante: numerosas investigadoras científicas como las Dras. Paulina Ordoñez y Lucy Baldeón, la primera, investigadora de planta de una prestigiosa universidad norteamericana, la segunda, Directora del Instituto de Investigación en Biomedicina de la UCE. En respaldo de las comunicaciones presentadas, las publicaciones en revistas científicas del exterior, algunas de ellas del mayor prestigio. La comunidad científica internacional ubicándole a nuestro país en su imaginario. Educación superior, ciencia y tecnología, indisolubles, nos permitirán salir del pantano del subdesarrollo. La UCE, al igual que la Nacional de Colombia, en el plan de liderar un proceso histórico.