El Cabildo llegó a América dentro de los primeros actos de conquista. Fue el instrumento de poder compartido de la monarquía española absoluta, con el poder señorial desplazado a los nuevos territorios. Octavio Paz lo ubica dentro de los primeros gérmenes de la futura democracia: “Los españoles establecieron en las tierras conquistadas la institución del ayuntamiento, fundado en el autogobierno de ciudades y villas”. Así consolidaron los actos de conquista y fueron los alcaldes y regidores quienes administraron el poder local.
En Acta de 15 de agosto de 1534 se fundó Riobamba, y en otra Acta de 28 de agosto, sus suscriptores Diego de Almagro y Pedro de Alvarado dieron el nombre de Santiago de Quito para que su designado ejecutor Sebastián de Benalcázar, se trasladara a 30 leguas al norte y lo ejecutase; porque ellos seguirían a la conquista de otros territorios al sur. Efectivamente, el 6 de diciembre se lo hizo: “En nombre de su majestad funde en el sitio y asiento donde está el pueblo que en lengua de indios se llama Quito” y se fundó el primer Cabildo.
En la primera década del siglo XIX-1808, Napoleón Bonaparte invadió España, se tomó Madrid y secuestró al Rey Fernando VII. Estos hechos abrieron el camino a la subversión de los Cabildos de Montevideo, Chuquisaca, la Paz y Quito. El 10 de agosto de 1809 asume el poder local Juan María de Montúfar y Larrea-II marqués de Selva Alegre, y ese Cabildo -Audiencia de Quito- a fines de ese año, está representado en las Cortes de Cádiz por Juan Matheu y Herrera y José Mejía Lequerica. En 1811 el Cabildo de Guayaquil designa a José Joaquín de Olmedo como tercer diputado, y en 1814 nombra al cuarto, Vicente Rocafuerte. El subversivo Montúfar es perseguido, apresado y llevado a Sevilla, para morir en octubre de 1819 en Alcalá de Guadaira, un villorio cercano. Ese primer Presidente de la Junta Suprema dejó a Quito en el camino de la libertad y su memoria ha sido olvidada.
Transformada esta acción política de Quito en guerra, las ideas de reemplazo del régimen monárquico por los textos constitucionales aprobados por las Juntas Supremas de Bogotá y Cartagena de Indias, no se ejecutaron. En 1815 envió Fernando VII al general Pablo Morillo al mando de tropas de élite española para que detuviera las acciones militares de Simón Bolívar. Al no haber apoyo posterior desde España, se retiró Morillo después de suscribir un armisticio a fines de noviembre de 1820.
Desde aquellas épocas de guerra y transición, a la vida como República del Ecuador desde 1830, volvió a instalarse el Cabildo, ratificando la autonomía municipal. Ha continuado nutriéndose como institución de gobierno local que mantuviera la distancia adecuada ante el poder presidencial. Esto ha sido confirmado en las urnas el 23 de febrero del 2014 por el pueblo de Quito, y por cuarta vez en el Cabildo de Guayaquil.