Insomnio

Seguro duermen tranquilos aquellos que, hace cinco años, patearon a la doña, al panadero, al de la vulcanizadora y a los otros 25 a quienes llamaron terroristas y saboteadores, los primeros de una lista a la que ahora se suman los 10 de Luluncoto. Sí. Han de dormir muy tranquilos aquellos que dijeron que la gente de ese –entonces- miserable poblado, disparaba desde las casas a los armados uniformados. Hoy dormirán tranquilos… sí… porque la amnistía, en momento, obligó al olvido y borró de un plumazo lo sucedido. Porque hoy ya pagaron, con grandes inversiones, pavimentando el poblado y dando todas las atenciones que se merecían sus pobladores y por las que reclamaban entonces.

Algunos de los dirigentes del pequeño poblado, también duermen tranquilos… fueron acusados hasta de sicariato, pero a la final, se aliaron a sus verdugos y les dieron la razón, aunque la paliza la hayan recibido otros, los más débiles. “Aprendimos”, dicen ahora muy orondos, porque “la letra con sangre entra”. Porque la señal fue entonces, y lo es hoy, firme, clara y sentencia contundente: nada de paros, nada de protestas, que así no se reclama ni consigue nada. Nada ni con marchas ni por la vida ni por el agua, ni con huelgas, ni con paros, ni con protestas, ni con trifulcas, peor, con bombas panfletarias, que eso ya, es terrorismo y sabotaje. ¿Está claro? ¿Podrán dormir hoy los que irrumpieron la vivienda en Luluncoto? ¿Los que hicieron arrodillar por tres horas a una mujer embarazada? ¿Los jueces que se enferman justo el día de la audiencia? ¿Los que hacen los partes? ¿Los que allanan las casas, usando la fuerza, a las cinco de la mañana en busca de pruebas que, al parecer, no encuentran o no son suficientemente contundentes? Ayer Dayuma. Hoy Luluncoto. De Dayuma no queda ni el recuerdo… pero pusieron parafina en manos de un panadero, argumentaron que volaron puentes que nunca volaron y tuvieron casi tres meses a familias humildes en vilo.A los de Luluncoto ya les juzgó el aparato del Estado aunque no, la justicia. Nada de que una persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario sino que una persona es culpable mientras no logre probar su inocencia. Nada de presuntos terroristas. Terroristas a secas. Ante la fuerza de la palabra oficial, no hay nada que decir ni argumento que valga, ni siquiera, el beneficio de la duda.

¿Podrán dormir tranquilos los que saben que se han saltado todos los procesos debidos? ¿Podrán dormir tranquilos quienes permanecen indiferentes? ¿Podrán dormir tranquilos los responsables de que haya gente tras las rejas, sin sentencia, aunque su condena sea menor? ¿Podrán celebrar en wpaz, la Navidad? Alguno tendrá insomnio. Quizás, en lo profundo del sueño, irrumpan las familias desesperadas, las madres y los hijos de los detenidos, los gritos y llantos convertidos en pesadillas. Alguno tendrá insomnio…

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