Individual vs. colectivo

El 1 de mayo no escapó a la necesidad gubernamental de demostrar que mueve multitudes, mientras sus oponentes, en otra marcha paralela, mueven causas.

Esta vez el desfile del FUT estuvo más numeroso que el del año pasado, a pesar de no haber estado la CTE que apoya al Gobierno y logró convocar a numerosas organizaciones que encarnan ideales de sociedad, protesta o lo alternativo, los dichos movimientos sociales. Estos resurgen con un proceso de afirmación y de pérdida del reciente miedo a aparecer, así disputan legitimidad al gobierno y sus organizaciones manifiestan oposición al Gobierno. La izquierda más tradicional ha ganado militantes jóvenes, lo que es un dato para el futuro. Cada cual ha tomado energías y quiere ganar un espacio. No son buenas noticias para el Gobierno que se acostumbró a encarnar lo alternativo. Estas son sutilezas que no pesan en la lógica del poder, salvo cuando se lo pierde, pues estas organizaciones son hormiguitas trabajadoras que lentamente carcomen la legitimidad del poder establecido.

A imagen de la sociedad, el sector sindical industrial se reduce más, pocos obreros del sector industrial salvo en automotor, del textil antes poderoso poco queda, el resto es servicios (estatales o no).

El 1 de mayo fue también el escenario de contrapunteo de las razones que el Gobierno invoca y las de sus oponentes. Los sindicatos tienen ya una causa que les integra como son los despidos o renuncias voluntarias. El Gobierno tiene éxitos de lo que sería una lógica de modernización laboral, por leyes y políticas, en dos fases. La primera de acceso a más derechos concordante con la búsqueda de popularidad y la segunda de racionalización del servicio público, con los despidos intempestivos, entre otros. Ahí está el aumento salarial, obligatoriedad de afiliación al IESS, fin de la tercerización, menos trabajo infantil, reglamentación de trabajo por horas y de las empleadas domésticas, exigencia de utilidades. Todo ello implica aplicación de derechos individuales con un Ministerio de Trabajo de mediador para que eso se cumpla. Los sindicatos no son bien vistos, son amenazados y se devalúa su función. Estos dicen que la fase “neoliberal” sigue igual que antes, la que deshizo la contratación colectiva y convirtió a la autoridad laboral para que no sea mediadora de los conflictos sino sancione a los sindicatos. Sería una novedosa flexibilización laboral posneoliberal.

La destrucción del sistema sindical, del contrato y defensa en grupo, este está devaluado ante la defensa gubernamental del derecho individual, lo colectivo definitivamente pierde espacio con Correa. Correa gana, los trabajadores pierden y los empresarios deben agradecer a Correa.

La democracia liberal del XIX era su sueño, así cada cual debe arreglárselas, en principio la ley debe funcionar ¿por cuánto tiempo?

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