Barcelona.- La indignación puede convocar manifestaciones multitudinarias, pero por sí misma no puede ser la base de un proyecto político. Las movilizaciones masivas iniciadas en toda España desde el 15 de mayo, son prueba de ello. Con la experiencia directa de haberlas vivido en las calles y plazas españolas, van estos apuntes.
El éxito de la manifestación del 15 de mayo demuestra que la indignación puede sacar a la gente a la calle. Las decenas de miles de personas de diversas condiciones sociales y concepciones ideológicas que llenaron las plazas de varias ciudades españolas el 15M, estaban de acuerdo en que el deterioro de las condiciones de vida y la incapacidad del sistema político para mejorar esas condiciones son indignantes.
El desmantelamiento del Estado de Bienestar es indignante, el privilegio de los intereses de los poderosos por sobre los del pueblo es indignante, el que los políticos tomen decisiones dándole la espalda al pueblo es indignante para una gran cantidad de españoles. Las acampadas surgidas a raíz del 15M demuestran que para construir una propuesta política verdadera, que vaya más allá de algunas generalidades, indique los problemas de fondo y apunte a las soluciones posibles, requiere superar la indignación y avanzar hacia actitudes más propositivas y constructivas. No todos los indignados dan ese paso, pero quienes están en las “acampadas” han hecho un enorme esfuerzo por tornar las plazas espacios de construcción de alternativas y propuestas.
No es una tarea fácil, los problemas han sido numerosos. La determinación del movimiento “Democracia Real Ya” de hacer de la toma del espacio público algo más que un acto simbólico, convirtiendo a las acampadas centros operativos fundamentales desde donde se construye su propuesta de cambio, les significó enormes dificultades logísticas que han llevado a situaciones paradójicas: pasar una gran cantidad del tiempo en la plaza debatiendo sobre si deben o no quedarse en ella.
Sin embargo, no ha sido absorbido todo el tiempo por ese debate, y el movimiento ha logrado algunos avances en la definición de su proyecto, aunque en realidad todavía no es claro cuál será su futuro. Se han comprometido a darle a continuidad al proyecto una vez finalizadas las acampadas.
El movimiento, cuenta con gran simpatía según las encuestas, pero ello no significa que se haya establecido como una alternativa real a los partidos tradicionales. Pero, independientemente de que logre convertirse en eso, el movimiento 15M ha dado un paso importante: de la indignación a la acción, a la búsqueda de alternativas y construcción de propuestas. Ello por sí solo es un hecho importante y esperanzador.