La inusual movilización mundial de los ‘indignados’ avisa que socialmente se ha asimilado el acaparamiento de poder en democracia, no solo material sino de justicia, son protestas por inequidad. Irónicamente, las mismas mayorías que para garantizar sus derechos eligieron a gobiernos democráticos son las que protestan por la falta de atención oportuna y adecuada. Dinero existe, pero concentrado en manos de quienes no velan por un desenvolvimiento social equitativo. Esto es una parte del problema, existen sectores incapaces de levantar su voz.
Si la democracia es igualdad en derechos y oportunidades no debería existir la mendicidad. La presencia de un mendigo no debe ser motivo de indiferencia sino de alarma para todos pues habla de algo que el gobierno no está haciendo bien.
Hoy, los ‘indignados’ protestan por sus bolsillos y debería ser el comienzo para buscar la verdadera democracia que ampare a todos no solo en cuanto a la calidad económica sino a la calidad humana.