Indignación

He querido dejar pasar un par de días antes de escribir esta carta. La indignación y la rabia no me hubieran permitido decir nada positivo. Pero la pregunta sigue ahí: ¿Qué le pasa a esta sociedad?  ¿Qué nos pasa como individuos, que nos convertimos en criminales por falta de valor, de responsabilidad? La base de una sociedad es la solidaridad, afortunadamente unos pocos aún la viven. El  viernes un gran amigo, un excelente deportista, una excelente persona, apreciada y respetada por toda la comunidad ciclista de Quito, fue atropellado cerca de Sangolquí.  Andar en bicicleta por las carreteras es riesgoso, los accidentes ocurren, todos los ciclistas sabemos eso. Pero cuando una persona es atropellada y el o la responsable simplemente huye, dejando a la víctima como si fuera cualquier cosa, se convierte en un criminal, es  más destructivo para la sociedad que el del ladrón o sicario.  Esta misma indiferencia, esta cobardía son las que nos hacen voltear la vista ante la injusticia evitable.  Podríamos hablar del problema de los autos y la falta de pericia de los conductores, de las vías no aptas para la bicicleta, en fin, de mil posibles maneras de disminuir este tipo de accidentes. Pero en una sociedad en donde al hacer daño accidentalmente a alguien  mi respuesta es huir, no habrá ley ni acción que permitan la subsistencia sana de este grupo humano. Mientras en estos días muchos tratamos, basados en el aprecio y cariño que tenemos por Daniel Espinoza, de enviar los mejores deseos de recuperación a  él y a su familia, no podía dejar de manifestar mi indignación por un acto tan despreciable.

Suplementos digitales