Hace una semana culminaron las votaciones y aún no se proclaman resultados ni el trámite de las impugnaciones.
Aunque la autoridad se adelantó a decir que el resultado es irreversible con base a un cálculo numérico, hasta cuando los conteos no determinen oficialmente un ganador y no se cumpla con el justo derecho que asiste a ambas candidaturas, todo el proceso que faculta la ley, nada está escrito en piedra.
Mientras esto ocurre las marchas en Quito no han cesado. También hay expresiones de descontento en varias ciudades. El viernes por la noche y ayer, multitudes de personas protestaban de forma pacífica. No caben excesos ni muestras de violencia por parte de la gente ni represión a cargo de la autoridad. La demostración pacífica debe ser parte de la libre expresión, componente de la democracia.
Es un elemento de inquietud ciudadana el allanamiento a la oficina de Cedatos. Las críticas a esa empresa encuestadora, a quienes efectuaron un conteo rápido y a varios medios que divulgaron esos sondeos de opinión son causa de malestar, un aspecto que enrarece el proceso comicial. Este todavía no concluye y solo termina con la entrega de credenciales al binomio ganador, luego de cerrada la fase de apelación.
La Iglesia Católica ha llamado a la paz. La reflexión es bienvenida y lo mejor que puede pasar es que el proceso finalice luego de acoger todos los recursos, para que no quede sombra de duda.