El Gobierno de la revolución ciudadana ha enviado a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley para el Equilibrio de las Finanzas Públicas con el carácter de urgente para que sea aprobado en 30 días.
Los expertos analizarán durante este mes el fundamento jurídico, la conveniencia económica y el costo político; los ciudadanos solo harán las preguntas de sentido común para tratar de entender cómo les afectará.
La primera pregunta de sentido común que soltó un ciudadano, con cierta sorna, fue: si es para equilibrar las finanzas públicas, ¿es que estaban desequilibradas? Los impuestos, las confiscaciones y los préstamos no concuerdan con las repetidas declaraciones asegurando que no hay crisis, que se ha manejado francamente bien la economía, que el Gobierno no está desesperado por recursos.
El proyecto contiene, más que soluciones económicas, pistas de lo que le pasa al Gobierno y lo que quiere.
Contiene un nuevo intento de introducir el dinero electrónico que parecía proyecto abandonado.
Contiene la aplicación de un impuesto al dinero que los viajeros puedan llevar en el bolsillo, seguramente para evitar que los dólares salgan del país. Contiene una amenaza a los gobiernos seccionales al permitir la posibilidad de alterar hasta un 15% el presupuesto y restar los fondos que les corresponde a prefecturas y municipios.
Contiene otro muerto resucitado: un impuesto del 15% de consumos especiales para servicios de telefonía a las compañías, impuesto que había eliminado en el 2008.
Otro impuesto que no tiene que ver con la economía, según se dice, sino con la salud, es el impuesto a las cervezas, los licores y las bebidas azucaradas. Por primera vez se aventura con un impuesto a las gaseosas que son de consumo popular. Nadie creerá que se trate de una genuina preocupación por la salud y este impuesto puede ser el que tenga el más alto precio, no económico sino político.
El Presidente comentó que los impuestos afectan solo a productos dañinos para la salud y añadió con humor: “no sé ahora porque hay cerveza sin alcohol, tabaco sin nicotina, café sin cafeína y política sin políticos”. Habría que añadir que hay también medidas anticrisis, sin crisis.
Los efectos colaterales de las medidas, que han sido ya señalados, son el incremento del contrabando, la reducción de las ventas, la reducción de las recaudaciones.
Lo que no se reduce, ni siquiera simbólicamente, es el gasto improductivo. Sería más fácil, no tendría efectos colaterales, rendiría más que los nuevos impuestos y en lugar de costo político ofrecería ganancias. Entre los ingresos adicionales para el Gobierno están el préstamo de 165 millones de dólares del FLAR, 400 millones adicionales del IESS invertidos en papeles del Estado, la producción petrolera del ITT que empezará este año y algún ahorro cuando se muera, de muerte natural, el canal Telesur.