¡Imprudente!

Por decir lo menos, fue el vicecanciller Kintto Lucas al aseverar que los acuerdos comerciales que promueve Europa son una forma de neocolonialismo para salvarse de la crisis económica, y aunque ello fuera cierto, no cabe que él, mientras la ministra coordinadora de la Producción, Empleo y Competitividad, Nathalie Cely, se reunía con miembros de la Unión Europea para negociar un justo acuerdo comercial que permita que nuestros exportadores exporten sus productos con muy bajos aranceles o sin ellos, para suplir por lo menos en parte el acuerdo de preferencias arancelarias Atpdea que no nos renovó Estados Unidos, borre con el codo lo que la ministra Cely escribió con la mano.

Sostener -como se afirma que lo ha hecho el Sr. Lucas- que en nuestros países hay sectores que suplican que vengan a colonizarnos los miembros de la Unión Europea y los Estados Unidos de América, es una barbaridad, pues no creo que nadie en su sano juicio desee eso. Con ese tipo de declaraciones, no podemos esperar nada bueno de nuestros potenciales socios comerciales.

Bien ha hecho el viceministro de la Producción Mauricio Peña, al expresar que ese Ministerio no reconoce las declaraciones del Sr. Lucas, como las hechas por un funcionario de Gobierno, mas aún cuando el propio Presidente de la República ha manifestado públicamente su intención de culminar la negociación con la Unión Europea, la cual fue suspendida hace aproximadamente dos años; y, recomendarle además, que se dedique a resolver los problemas de las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC y de mejorar las condiciones de relaciones de comercio entre los países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Coincido con quienes opinan que en las actuales circunstancias es muy difícil para nuestro país negociar un buen acuerdo comercial con la Unión Europea debido a que Perú y Colombia ya negociaron acuerdos similares con ellos.

Me gustaría saber por ejemplo, que se pretende negociar en el caso de los productos agrícolas, compras internas y propiedad intelectual, y si se va o no a permitir inversión extranjera directa en las denominadas áreas estratégicas que establece nuestra Constitución.

Así como no todos los abogados pueden optar por una magistratura en la Función Judicial, para lo cual se requiere de una especial formación académica y sobre todo de vocación, no todo quien se crea inteligente o culto, puede ser Embajador, Vicecanciller o Canciller de ningún país. Los conocimientos, la prudencia y la experiencia son imprescindibles para ejercer tan altas y delicadas funciones. En la Cancillería, no cabe la improvisación.

Nuestra Cancillería con el Ministerio de la Producción, deben trabajar mancomunadamente para impulsar el comercio exterior. Tenemos una Ministra muy competente; aprovechémosla.

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