Sin eufemismos ambientales, el gobierno, para contrarrestar la tendencia de salida de demasiados dólares al exterior, ha resuelto restringir las importaciones de automóviles, celulares, televisores, licores, tabaco, cámaras fotográficas, lavadoras de ropa, fideos, maletas de viaje, entre otros productos; elevando los impuestos arancelarios y estableciendo cupos. Pensando en el bien común de toda la población, esta medida es necesaria, porque si salen muchos dólares no tendremos con qué satisfacer las necesidades básicas del desarrollo, si al mismo tiempo el ingreso de dólares se estanca o disminuye. Esto es como la circulación de una piscina, si sale mucha agua y no entra agua al mismo tiempo la piscina puede vaciarse. Asimismo puede ocurrir con la economía ecuatoriana cuando se quede vacía de dólares, en cuyo caso tendremos que regresar a la moneda nacional, con todas las complejidades políticas y económicas. El no tener moneda propia requiere ser austeros ahora y reservar los excedentes para afrontar una crisis. Aquí cabe recordar la frase de Keynes “el momento para la austeridad son los tiempos de bonanza y no los de crisis”.
Bien harían los empresarios que han acumulado excedentes financieros en este quinquenio si invierten en nuevas industrias, bajo la protección estatal a través de las zonas especiales previstas en el Código de la Producción. Si se aumentan los aranceles y se señalan cupos, el industrial ecuatoriano tiene el mercado nacional a su disposición para hacer productos manufacturados. Si están entrando anualmente 137.000 vehículos hay un mercado importante para ampliar las ensambladoras siempre que se hagan más partes y piezas nacionales y no seguir solo importando. Si hay l6 millones de celulares hay que poner fábricas para recomponer o ensamblar estos productos, que hasta se pueden exportar. Lo mismo se debe hacer con los televisores de última generación, las computadoras y cualquier producto de base tecnológica.
Por supervivencia los empresarios deben persuadirse que el modelo de solo importar y consumir no es sostenible si no hay nuevas industrias de este tipo y el gobierno hace el cambio cualitativo de la estructura productiva del país. De lo contrario sufriremos una recesión económica incontrolable. Los trabajadores deben mejorar su productividad para elevar sus salarios. Si es necesario un sacrificio tributario del Estado hay que hacerlo para atraer a las empresas de alta tecnología, porque es una siembra virtuosa para que nuestros jóvenes tengan dónde trabajar.
Coetáneamente debemos penetrar a base de productividad en los mercados del norte, en los Estados Unidos que es la economía más fuerte y estable del mundo y hacer convenios con Colombia y Perú para integrar insumos ecuatorianos en los productos que ellos exporten a Estados Unidos y Europa.