Si usted considera que en Cuba se goza una plena democracia desde que el señor Fidel Castro asumió el poder el primero de enero de 1959, creo que está equivocado. Vivir en esa isla en la que a sus ciudadanos les está prohibido cualquier tipo de asociación o reunión; en la que no pueden expresarse libremente, ni a través de medios de comunicación (en manos del partido único de gobierno), ni en los sainetes llamados elecciones, en las que exclusivamente intervienen como candidatos los designados a dedo por el partido político único, eso en cualquier parte del planeta (menos en los “paraísos” comunistas), se llama dictadura, y eso se vive intensamente en Cuba.
En los sistemas democráticos, la voluntad del pueblo se expresa en las urnas. Los ciudadanos eligen de entre una serie de candidatos de distintas tendencias políticas, a quienes se postulan en representación de corrientes diversas del pensamiento. En las dictaduras, el partido único selecciona a los candidatos, los que no debaten ni hacen campaña promocionando sus propuestas, porque no se les da la posibilidad de disentir de la ideología del líder… no sé por qué me acordé de Ecuador.
En Cuba los electores no escuchan a sus candidatos, porque no hay contraposición de ideas o programas. Si alguien tiene una opinión distinta a la del jefe, sencillamente es candidato para ir a la cárcel y morir en el olvido. El partido único es el que hace y deshace en las distintas Funciones del Estado… “vuelta” me acordé de “alguien”.
Por eso, ¿qué tiene que hacer el Presidente del Consejo Nacional Electoral de nuestro país en Cuba, aparte de turismo? Se ha dicho que ha ido para “intercambiar experiencias, conocer y comprender la naturaleza y la lógica de cada uno de los sistemas electorales”. La lógica de las autoridades del Gobierno cubano es sencilla: poner como candidatos a personas obedientes y sumisas a las órdenes del jefe, para días después consagrarlos ganadores del proceso electoral.
¡Si para eso fue al Caribe, bastaba apreciar lo que ocurre aquí con la mayoría de asambleístas del partido de Gobierno! Pero lo que es realmente digno de sorprenderse, es cuando el Presidente del CNE sostiene que “en Ecuador tenemos mucho que aprender de Cuba en términos de construcción de una democracia directa…”, ¿directa a qué? A la escasez de libertades, alimentos, producción, seguridad, desarrollo, creatividad. Al tongo y al engaño. Al bienestar de los jerarcas, no del pueblo.
Ciertas autoridades minimizan la capacidad de razonamiento de los ecuatorianos. Puede ser que haya temor entre muchos ciudadanos por el modus operandi de sus acciones patentado por el Gobierno, pero de ahí a considerar que la inteligencia ha sido absorbida o ha desaparecido, es cosa muy distinta. El volcán puede erupcionar sin avisar.