Ilustres pensadores

Más allá de los cinco sentidos, hay uno que nos equilibra y nos hace felices; no es el sentido común, aunque en la esencia del 'menos común de los sentidos' se encuentre el secreto que nos dispone a vivir campantes aun frente a la estacada, que nos hace mirar de frente a todos; que nos revela, sin exacerbarlas, debilidades propias y ajenas.

Ese sentido que, ejercido sobre nosotros mismos es el non plus ultra del acuerdo y el equilibrio sabio; si no, que lo digan Mafalda, Inodoro Pereyra, Michelena en sus mejores años, Mingote, Jardiel, La Codorniz, El Roto, genialmente lúcido, Carlitos, Erlich, en fin… y ¡hasta Borges! ¿Cuánto va de Isidoro a Inodoro? ¡Apenas un si condicional, que lo remueve todo!; Inodoro Pereyra contaba en gaucho puro a Mendieta, su perro: "Endijpuej de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados, porque si los abro, elijo a otra"… En pleno franquismo ¡imposible 'hacer política'! apareció este parte meteorológico: "Reina por toda España un fresco general procedente de Galicia, sin tendencias a desaparecer"… Publicado o no, iba de boca en boca, que es lo mismo o es más, y nos hacía reír a gusto, tanto como esa portada que presentaba el título "Codorniz La", por La Codorniz, acerbo sarcasmo contra la vanidad de Franco, que quiso que su nieto, Martínez Bordiú por su padre y Franco, por su madre, se llamara ¡Francisco Franco Martínez, sin que el yernísimo dijera ni muuu! ¡Ah, los felices dueños del auténtico sentido del humorque nos hacen reír a contrapelo, y participan con todos ese aire íntimo y sonrisa clara con que miran el mundo, se consuelan de él, y nos consuelan! La Real Academia Española existió más y mejorcuandoabrió sus puertas ¡tan serias hasta entonces!, al humor, en 1988. Mingote dijo a su ingreso en la RAE: "Permítanme que recuerde la frase del ilustre pensador americano Groucho Marx en trance de ingresar en determinado club: 'Yo no puedo entrar en un lugar en donde se admite a individuos como yo', y continuaba: "Más modesto que él, yo comprendo que el prestigio de esta institución en la que hoy me presento es tan grande, que puede tolerar sin la menor convulsión la entrada de un tipo como yo".

Mingote murió a los 93 años, lo que lleva a imaginar que hay relación directa entre el humor y el aplazamiento de la muerte, a la que él recibió, sin duda, con una sonrisa burlona entre los labios. ¿Si no él, quién se habría atrevido?...

Sin humor, rodamos, pelotas afligidas, incapaces de mirar a los ojos a los demás. Solemnes y amargos, tememos todo, a todos y a nosotros mismos; sin humor y con miedo inconfesado, nos creemos el papá de Tarzán -la mamá, en mi caso- y por ahí vamos, tratando de quedar bien a como dé lugar, ante… la sonrisa de tantos.

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