IESS y Seguridad Social

Columnista invitado

La Seguridad Social es un concepto que surge principalmente en el siglo XX como resultado de diferentes situaciones de crisis generalizadas, económicas, sociales y políticas que buscaban entonces ser aplacadas por la acción del Estado. La Seguridad Social es la acción que los diferentes Estados pueden llevar adelante para eliminar problemas tales como la pobreza, la miseria, el desempleo, etc.

El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es “ una entidad cuya organización y funcionamiento se fundamenta en los principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiariedad y suficiencia. Se encarga de aplicar el Sistema de Seguro General Obligatorio que forma parte del Sistema Nacional de Seguridad Social”.

La Seguridad Social es de responsabilidad estatal, mientras que el IESS constituye “una aseguradora moderna, técnica, con personal capacitado que atenderá con eficiencia, oportunidad y amabilidad’’.

Si es aseguradora es una entidad de propiedad de los asegurados ¿quiénes son ellos? Los trabajadores afiliados a esta institución, los patronos y el Estado, pues estos tres ejes son aportantes, mediante el pago mensual, del aporte correspondiente los dos primeros y, a través de una contribución permanente, el Estado para complementar el monto de las pensiones jubilares.

Constituye craso error confundir la Seguridad Social estatal con el IESS de los trabajadores, jubilados y pensionistas para utilizarlo como fundamento adicional a las causas exhibidas como determinantes de las últimas reformas incluidas en la Ley de Justicia Laboral aprobada por la Asamblea Nacional.

La decisión de no pagar una deuda aceptada en ocasiones anteriores y el cambio del artículo que comprometía al Estado a contribuir con el 40% para el pago de las pensiones jubilares, por una oferta de hacerlo de acuerdo a las necesidades del IESS, siembran dudas e intranquilidad a la fuerza laboral, porque los ofrecimientos imprecisos no dan certezas y si no se ha determinado un porcentaje exacto de contribución, existe el riesgo que pasado el tiempo, 12 o 20 años, cuando probablemente gobiernen otras autoridades, sea desconocido el compromiso estatal y se produzca un desfinanciamiento de las pensiones de los afiliados jóvenes del presente, cuando se jubilen a futuro.

Es lamentable y poco edificante el ejemplo que dan a la comunidad funcionarios que aceptaron públicamente la existencia de una deuda estatal con el IESS y que ahora la desconocen. ¿Qué acontecería si los deudores al IESS y al Biess optarían por similar conducta?

Es necesario que la prudencia de los dignatarios haga presencia y que, con paciencia, programen estudios económico actuariales al día, con cuyos resultados como guía, efectúen acciones que devuelvan la fe y tranquilidad al país.

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