El Hospital Vozandes

Arquitectura clásica y sobria, aseo, nitidez y transparencia; orden y seria responsabilidad; profesionalismo, amor y entrega, caracterizan al viejo y siempre remozado Hospital Vozandes. Nació el 12 de octubre de 1955.

Un grupo de misioneros evangélicos norteamericanos había instalado, en nuestra ciudad, a base de donaciones obtenidas en EE.UU. y Canadá, una potente estación de radio, cuyas ondas difundían al mundo programas culturales, educativos, espirituales y deportivos en español, inglés, quichua, ruso y al menos en 12 idiomas. Las instalaciones congregaban a numerosos trabajadores norteamericanos y ecuatorianos, para los que se organizó un centro médico y junto a él un albergue para indígenas y menesterosos.

El centro médico fue ampliado y la admirable labor y gestión internacional de los misioneros culminó con la fundación del Hospital Vozandes y, desde entonces, corredores, habitaciones, quirófanos y laboratorios fundieron las sabias y cálidas presencias enmarcadas en orden, seriedad, vocación y filosofía de servicio y de amor al doliente y al enfermo, de extraordinarios médicos y enfermeras misioneros norteamericanos y excelentes profesionales ecuatorianos.

Se privilegió la docencia, la formación de internos y residentes. Se fusionó la ciencia y la experiencia de especialistas y profesores ecuatorianos con la cultura y la información más actualizada norteamericana y canadiense.

La biblioteca reunió revistas y literatura científica de enorme trascendencia mundial. La revista científica Vozandes se ha nutrido con artículos de alta calidad, fruto del trabajo destacado de profesionales.

Es uno de los escasos hospitales que han desarrollado protocolos de atención para optimizar resultados clínicos y quirúrgicos.

Son incontables los procedimientos de excepción y propios de centros de los más desarrollados en el mundo médico, que se han realizado y se efectúan en el Vozandes, cuyo incontrastable éxito se relaciona con la armonía de cumplimiento, calidad, profesionalismo y trabajo de médicos, enfermeras, tecnólogos y funcionarios de esta casa de salud, que privilegia el humanismo, la espiritualidad y el servicio al necesitado, al aspecto puramente económico.

El aporte de este conglomerado a la medicina nacional, a lo largo de 60 años ha sido trascendental. Al constituirse en el principal generador de médicos familiares. Ha realizado acciones de servicio voluntario en lejanas latitudes agobiadas por tragedias naturales y en la región amazónica, a la que han servido por mucho tiempo y lo hacen con un hospital pequeño, bien dotado, en la población de Shell.

Labor de tanta trascendencia despierta un entusiasta agradecimiento de quienes han sido beneficiados por la atención de ese excepcional personal en esa admirable casa de salud y de la medicina nacional impulsada por ese ejemplo institucional.

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