Dime cómo son tus héroes y te diré en qué crees. Estoy seguro que todos tenemos uno -o varios- y que los escogemos porque su vida y su obra hacen visible alguna faceta íntima de nuestro ser.
Desde Plutarco -con sus ‘Vidas paralelas’- hasta Isaiah Berlin -con sus ‘Personal Impressions’- muchos han emprendido la tarea de construir su panteón de héroes personales a los que puedan acudir en busca de conocimiento o inspiración.
El intento más exitoso de aquellos ha sido el de Ralph Waldo Emerson. En ‘Hombres representativos’ aquel escritor no solo hizo suyas las vidas de una serie de hombres destacados -Swedenborg, Shakespeare y Goethe, entre otros- sino que reflexionó con hondura sobre el significado de una existencia ejemplar y sobre el sentido que debieran tener los héroes de nuestro tiempo.
El héroe moderno, decía Emerson, debe representar algo -una idea, un valor o un sueño- y también inspirar algo: una acción o una reflexión. En la antiguedad se retrataba a los héroes como superhombres a quienes la historia les recordaría por siempre.
Los tiempos modernos ya no están para aquello. Los héroes de hoy -los hombres representativos de la modernidad- deben ser tales porque conocen sus límites y porque no buscan la eternidad, aseguraba Emerson.
En la antiguedad, la gente buscaba héroes que le dijeran qué hacer y cómo comportarse. Su actitud ante ellos era de sumisión y devoción. Los hombres ejemplares de aquella época eran vistos como seres infalibles cuyos mandatos había que obedecer sin cuestionamiento alguno. Más que admiración, los héroes modernos deben buscar que sean emulados, que su ejemplo lleve a otras personas a hacer cosas heroicas, explicaba Emerson.
En días pasados, el director de cine Oliver Stone estuvo en Quito para presentar ‘Al sur de la frontera’, un documental sobre sus nuevos héroes políticos. Stone siempre ha admirado a los grandes personajes -Nixon o Jim Morrison, por ejemplo- pero es la primera vez que su lente se acerca tanto a nuestra región.
Esta vez, los héroes que ha escogido nos resultan familiares: Hugo Chávez, Evo Morales y el mismísimo Rafael Correa. (Stone también quiso entrevistar a Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán, pero éste le dijo que se fuera al diablo’).
¿Qué clase de héroes son aquellos? Héroes de la antiguedad, según lo que nos ha dicho Emerson. A Chávez, Morales y Correa nos les gusta mostrarse como personas falibles y con limitaciones. Les gusta, más bien, la devoción y la sumisión de sus seguidores; que ellos les vean como hombres elegidos por el destino para cumplir con una causa superior. (Bush era idéntico. Talvez por eso Stone también hizo una película sobre aquel nefasto político norteamericano).