Daría la impresión que el movimiento oficialista quiere que el Ecuador gire alrededor de una persona y por eso defienden las enmiendas constitucionales, cuando en la inicial Constitución de Montecristi ellos mismo aprobaron la alternabilidad democrática. Luego cambiaron de criterio y sin consultarle al pueblo aprobaron las enmiendas, con la complicidad de la Corte Constitucional. Hoy con otro discurso defienden a ciegas, no todos, la reelección indefinida. Piensan solo en beneficiar a quien se acostumbró al abuso y la concentración del poder con autoritarismo, intolerancia, prepotencia, persecuciones, abusos de los DD.HH y las libertades.
El bloque y sus dirigentes contribuyen a su desprestigio al oponerse a la reinstitucionalización del país, al rescate de la democracia y decir no a la eliminación de la reelección indefinida, como se ha pronunciado el Presidente. Más vergonzoso e impopular el defender un modelo que, por los hechos que está conociendo la nación, evidencia tanto acto de corrupción e impunidad y hoy no quieren que se toque. Cómo pueden negar las evidencias de la metida de mano en la justicia, como dijo el expresidente. Cómo pueden negar la intervención del ex asesor jurídico de la Presidencia pidiendo que los jueces no fallen en contra del Estado, pese a que el Código de la Función Judicial, art. 123, dispone que “ninguna autoridad pública, incluidos funcionarios del Consejo de la Judicatura, podrá interferir en las funciones jurisdiccionales, mucho menos en la toma de sus decisiones y en la elaboración de sus providencias”.
Siguen defendiendo a quien el Presidente le dijo que el dedo le apunta cada vez más por corrupción, y parece que tuvo razón. No se dan cuenta que más rápido cae el mentiroso que el ladrón y en boca del mentiroso, lo cierto se vuelve dudoso. Sabios refranes que calzan cuando va saliendo en las investigaciones del caso Odebrecht y hacen acusaciones contra el vicepresidente, su tío y otros, dentro del debido proceso y con derecho a la defensa. Él negó dos cosas: que la relación con su tío fue lejana, solo se encontraba en familia el fin de año y que con los dirigentes brasileños no tuvo reuniones permanentes.
Resulta que por testimonios propios, de íntimos colaboradores del correismo y de extraños, eso no ha sido verdad. El ex asesor jurídico de la Presidencia ha reiterado que el responsable directo en este caso fue el Vicepresidente. El propio funcionario, poco después y cuando abundan los indicios de colaboradores de confianza del tío y de otras fuentes como el gobierno de EE.UU., ha cambiado de parecer y ya reconoce muchos correos con su pariente y reuniones con el delator brasileño. Esta es parte de la herencia nefasta del correísmo, hablar mentiras con solvencia y cinismo, negar todo como hiciera el expresidente y esa escuela ha quedado.