Como vasos comunicantes uno de los fenómenos más notables que se dieron durante el siglo XX, fue el de la migración cultural desde España hasta nuestra América. Cuando ya la Segunda República llegaba hasta su ocaso y las tropas ‘nacionales’ del generalísimo Francisco Franco golpeaban como en un yunque a sus enemigos, centenares de españoles decidieron abandonar su país; muchos lo hicieron hacia Buenos Aires, otros lo hicieron hacia Colombia, pero el bloque más numeroso escogió a México.
En torno de él se organizó la editorial mexicana llamada Fondo de Cultura Económica (FCE), porque el objetivo específico fue proporcionar bibliografía original a los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero a poco resolvió ampliar la oferta de sus servicios, sobre todo en el ámbito de las Ciencias Sociales, de tal suerte que ahora ha llegado a incluir desde obras de literatura infantil hasta las de una dilatada gama de publicaciones científicas.
Y ahora también se ha informado que con remozados bríos, se está preparando para celebrar los ochenta años del comienzo. El director general, José Carreño, mencionó como un momento estelar al designado como Festival Internacional del Libro y sus lectores, con sede en Guadalajara, durante la primera quincena de septiembre de este año.
Él mismo ha explicado que la conmemoración guardaría vinculación con las tendencias más actuales, integrando de esta manera el desempeño de escritores, editores, traductores, diseñadores gráficos, promotores de la lectura y los propios lectores, no solo de forma presencial sino también ‘virtual’ desde las sedes que corresponden al Fondo de Cultura de México. Pero simultáneamente los actos se harán extensivos a las subsidiarias que tiene en Buenos Aires, Bogotá, Caracas, Ciudad de Guatemala, Lima, Madrid, San Diego, Santiago de Chile y San Pablo.
Conforme a las expectativas del director del FCE, el Festival dará la oportunidad de una interesante interacción, pues con los aportes de todos los involucrados en esta vasta problemática se definirán la estrategia futura y las líneas programáticas y de acción, cuando se da la cara a la novena década, buscando las respuestas pendientes que alcancen una efectiva circulación de los libros en cada país latinoamericano, tanto según la forma impresa cuanto la electrónica.
Siquiera a vuela pluma hay que destacar el concreto propósito de ‘relanzar’ la colección llamada de Los Breviarios, especialmente simpática hasta en sus características editoriales, como que a modo de ejemplo nada más, allí se contuvieron libros tan fundamentales -entre los de Historia-, como la “Revolución Industrial”, de T.S. Ashton; “Introducción a la Historia”, de Marc Bloch; el casi insuperable “Martín Lutero”, de Lucien Fevbre; y hasta “Los Rollos del Mar Muerto”, de Edmund Wilson.