Ojalá no se desperdicie la oportunidad de registrar los inéditos hechos que se producen en la capital con motivo de las elecciones del domingo en el Libro de Records de Guinness.
El primero es que el principal protagonista no es candidato a Prefecto, Alcalde o concejal. Aunque parezca extraño no compite en ninguna localidad. Simplemente no es candidato.
Esto significa que el militante, adherente o fanático en el momento de sufragar y cuando le entreguen las papeletas no va a tener la oportunidad de satisfacer su necesidad política y sufragar por el ciudadano en el cual la mayoría relativa de ciudadanos cree, confía y santifica.
Los politólogos, versados y con experiencia, alegarán que puede existir un fuerte capital y un proceso de endoso del líder máximo hacia los desconocidos candidatos seccionales; es posible, pero hay que tener en cuenta que tal proceso es factible con listas donde un número o una letra pueden capitalizar el bagaje del caudillo, pero es muy difícil que funcione de persona a persona.
En la historia política contemporánea hay dos ejemplos que pueden servir para entender este galimatías. El doctor Velasco Ibarra fue elegido cinco veces presidente de la República y nunca una lista velasquista tuvo preponderancia o hegemonía.
El balcón para los discursos y el afilado dedo acusatorio no eran endosables.
El otro fenómeno se produce en Quito si el candidato opositor a la Alcaldía pierde las elecciones. En ese caso -contrariando muchas percepciones- se retirará a sus cuarteles con una envidiable posición política a nivel de todo el país.
Si por el contrario la tortilla se vira al oficialismo, como cantaban en los días tristes de la guerra civil española, el perdedor no reelecto como simple ciudadano deberá aprovechar las ventajas de su administración y no pagar los peajes y multas municipales excesivas.
Con estos antecedentes, es probable que los resultados electorales globales que arroje el domingo debieran concretar un cambio en el panorama político del Ecuador para evitar una suerte similar a la Venezuela de estos días.
Para tal efecto las partes -gobierno y ganadores parciales- deben aceptar que las elecciones 2014 han iniciado una etapa de transición entre una hegemonía mantenida por más de siete años y una nueva situación que ahora es difícil adivinar, pues sus contornos no se perfilan en esta coyuntura inédita y confusa.
De producirse este cambio, la historia desde que entró en vigencia el Plan de Retorno se la podrá dividir en varias etapas:
a) los primeros tiempos democráticos y quebrados en la economía desde Roldós hasta la caída de Dahik; luego, la desestabilización de los presidentes que batió otro récord mundial; a continuación, el advenimiento revolucionario y por último una etapa que puede iniciarse el próximo lunes.
Lo que sucede debe significar que falta mucho para que cerrar los récords políticos en el Ecuador.