Estos días de transición han mostrado a un movimiento oficialista muy activo en la Asamblea Nacional. Por un lado, para completar a marchas forzadas el esquema legal que consideran básico para la continuidad de su proyecto político. Y por otro, para asegurar el control de ese poder del Estado a partir del 24 de mayo, pese a que ya no cuentan con un bloque monolítico.
En el Ejecutivo, mientras Rafael Correa cumple sus últimos actos oficiales en tono nostálgico y militante, Lenín Moreno se ha encargado de reforzar su imagen de un político proclive al diálogo, abierto a reunirse con sectores representativos del país. Asimismo, ha dado una señal en favor de la integración regional con sus visitas a Bogotá y a Lima.
Sin embargo, la reunión de Moreno que parece haber causado más impacto entre sus críticos es la que sostuvo con el ex ministro griego Varoufakis, un promotor del pago de las obligaciones del Estado con dinero electrónico. Al margen de las interpretaciones, la foto nos recuerda que Moreno tiene que despejar las inquietudes sobre cómo y con quiénes manejará la economía.
Mientras tanto, ¿la oposición -y específicamente el líder de Creo y su aliado Suma- está haciendo la tarea? Guillermo Lasso logró aglutinar un gran caudal de votos, es la segunda fuerza en la Asamblea y en las seccionales del 2014 los miembros de la alianza lograron resultados significativos: tres prefecturas y 33 alcaldías, incluida la de Quito.
En un momento dado, Lasso apuntó a liderar a la oposición dispersa en contra de AP, siguiendo el esquema venezolano. Tras la segunda vuelta denunció un fraude en función del ‘apagón’ durante el conteo del Consejo Nacional Electoral, pero desistió. Hoy, el oficialismo legislativo busca dejar al bloque de Creo-Suma fuera del crucial Consejo de Administración Legislativa.
Lasso tiene un importante papel que cumplir frente a sus electores. No puede seguir enganchado en la pelea con el líder de PSC-Madera de Guerrero y reducir su campo de batalla a Guayas. Tampoco puede quedarse en estado de negación respecto de la actual situación política y económica y ponerse a esperar que el esquema de AP fracase.
Se sabe que la dirigencia de Creo está haciendo recorridos para afianzar su presencia seccional y apoyar las acciones de su bloque legislativo. Se sabe que en la renovación de la dirigencia en junio se dará espacio a nuevos personajes. Pero no se sabe qué hará Lasso ni qué harán los líderes de Suma.
Sin que esto signifique que deba entrar en una campaña anticipada o en acciones beligerantes, Lasso debiera volver a participar en la política cotidiana y a proponer alternativas frente a los problemas nacionales. Si -como dijo cuando logró pasar a la segunda vuelta- ya se graduó de político, ahora debe demostrar que puede ejercer el oficio.
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