¡No hay por qué ocultárselo! El gobierno presidido por el economista Rafael Correa alcanzó el año anterior el premio “gordo” de la lotería internacional de los precios del petróleo y como consiguiente, el Fisco logró ingresos sin precedente alguno.
Minuciosas investigaciones realizadas por este Diario demostraron que el precio promedio del barril, a lo largo del 2012 “fue el más alto registrado en el decurso de la actual administración”, y como la dependencia del país no ha variado un ápice significativo en cuanto a lo que suceda con las cotizaciones del “crudo”, el resultado está a la vista.
Claro que tal dependencia constituye una debilidad estructural para la economía y, por tanto también, la sociedad ecuatoriana, pero esta vez se ha manifestado en la holgura de los ingresos y en la posibilidad de abrir la llave de los gastos oficiales hasta magnitudes que tampoco son comparables a ningún otro momento de la evolución republicana.
“De acuerdo con datos del Banco Central y de Petroecuador recopilados por diario EL COMERCIO, el precio promedio de las exportaciones de los “crudos” identificados como Oriente y Napo, llegó hasta USD 98,66, si se atiende al lapso que fue desde enero hasta noviembre del año anterior. La crónica de prensa reconoció que si bien no se han publicado todavía los datos oficiales sobre las exportaciones de diciembre, los niveles de las cotizaciones del “crudo Oriente” dan cuenta de que el barril no bajó de los USD 95 en todo el mes. Es decir durante todo el año 2012, el promedio del petróleo nacional no fue menor a USD 98”.
El importantísimo análisis da cuenta también de opiniones del ministro de Recursos No Renovables, Wilson Pástor, y del secretario del Observatorio de Política Fiscal, Jaime Carrera. Este segundo sostuvo que en los seis años recientes, el régimen de Correa, ha tenido ingresos de más de los USD 63 000 millones, muy superiores a los registrados durante los gobiernos anteriores desde el año 2000 hasta el 2006. Según el mismo Carrera, el país no ha logrado mejorar la productividad ni la competitividad… y los gastos ‘corrientes’ –administrativos, burocráticos, viajes, oficinas, etc.- siguen siendo los más considerables del Presupuesto”.
De esta suerte, es obvio que se hayan ejecutado algunos grandes puentes –lo que está bien– y se hayan mejorado tramos de vialidad, -lo que está aún más atinado–, pero aún queda más claro que si la propaganda gubernamental quiere poner los pies sobre el suelo, ahora en plena campaña, y no dar fundamento a juicios del todo equívocos, tiene la obligación de explicar no solo el monto de las cifras gastadas sino el escenario conjunto registrado a lo largo de una bonanza debida al “gordo” de lotería de los precios petroleros y a los créditos externos cuyas condiciones necesitan ser aclaradas a la ciudadanía, o sea a quien deberá pagarlos en su corriente momento.