El secretario general de la OEA, Luis Almagro, paró en seco al excanciller venezolano Elías Jaua.El político chavista calificó de ‘conducta antivenezolana’ de Almagro en el tema que ha sido noticia: la situación en la frontera colombo-venezolana y la actitud del gobierno de Nicolás Maduro de expulsar a ciudadanos colombianos, lo que tensó la cuerda de las relaciones entre ambos países que llamaron a consultas a sus embajadores.
Luis Almagro pone su talante personal y en una carta de seis páginas pone en su sitio a Jaua con duros comentarios: ‘Quien se cree de izquierda y no es sensible a esta penosa realidad humanitaria no merece llamarse de izquierda, ni tiene autoridad moral para criticarme’. De este modo Luis Almagro, quien sucedió hace poco tiempo a José Miguel Insulza -que tuvo en algunos temas una extrema distancia-, da una lección de firmeza. No suele ser usual el tono que el Secretario General utilizó esta vez.
Luis Almagro llegó a Washington con un discurso abierto y democrático, debe llevar adelante la tarea de ser ecléctico en el manejo de una Secretaría que muestra las debilidades de un sistema interamericano muy cuestionado por la falta de vigor en algunas decisiones y con un panorama tenso por las cuestiones políticas, que dividen a varios de sus miembros.
Almagro en el tono de esta carta referida reclama para sí la autoridad moral de quien fue canciller de un Gobierno de izquierda, como el de José Mujica en Uruguay y desde esa tesis pone un tapabocas a Jaua.
El estilo altisonante de varios líderes venezolanos, el desprecio de sus discursos para quienes no piensen igual, un grado de prepotencia y un dejo de superioridad, no son la mejor escuela en un continente donde la intolerancia y la descalificación a quienes no piensan distinto se ha regado como una peste.Almagro ahora, como los expresidentes de Chile, Frei y Lagos, que criticaron la condena a Leopoldo López, solo desnudan las evidencias.