La gran diferencia

Es cuestión de informarse sobre la historia de la humanidad, en especial de la última centuria, para disponer de experiencias externas que deberían ser parte de las políticas públicas. Son aquellos países que garantizan amplios márgenes de libertad, donde la inversión privada crece en el tiempo, donde se respetan los derechos humanos y se fortalece la democracia y se abren a la economía internacional, los que registran hoy en día menos pobreza y se muestran como naciones más prósperas. Al contrario, aquellos países que se cierran al mundo, establecen regímenes autoritarios y con persecución a los opositores, sin institucionalidad y sin equilibrio de poderes, son hoy los más atrasados, con más pobreza y con menos futuro.

No hace falta citar la multiplicidad de ejemplos que soportan esta realidad. Basta observar unos pocos. El caso del desarrollo de Corea del Sur, nación que es ejemplo internacional de progreso, frente a Corea del Norte, régimen autoritario y dictatorial donde sus habitantes viven en las más severas de las pobrezas. En cualquiera de los indicadores que seleccionemos, expectativa de vida, pobreza, escolaridad, tamaño del PIB, etc., Corea de Norte está años luz atrás de Corea del Sur.

Otro caso digno de resaltar es el comparativo en América Latina, apenas de los últimos 15 años, entre Venezuela y Chile. El primero, un régimen opresor, persecutor y sin libertades; en Chile, en cambio, la democracia y la institucionalidad son los patrones de esa sociedad. Venezuela, un país rico sumido en la pobreza, el desempleo, la inseguridad y el desabastecimiento, mientras Chile, ya sin registro de personas catalogadas como pobres, tiene metas a largo plazo similares a las alcanzadas por Corea del Sur.

Otro caso es Cuba, país alejado del avance de la humanidad en la ciencia y en la tecnología al extremo de restringir el uso de la Internet. El resultado es atraso económico, sociedad sin futuro, juventud sin aspiraciones ni metas y un régimen siempre sujeto a las ayudas internacionales, antes de Rusia hoy de Venezuela. Al otro lado tenemos a países como Costa Rica, Uruguay, Perú y Colombia, los que con regímenes de distinta orientación ideológica mantienen alejada a la economía de los apetitos populistas.

Nuestro país, no es ni Cuba ni Venezuela como tampoco es Chile o Corea del Sur, pero lamentablemente, por un lado se fija metas de construir obras de infraestructura y termina acordando convenios de comercio con Europa, mientras con la otra mano irrespeta libertades al punto de cuestionar a los creativos de las redes sociales, posición oficial que ha llegado a ridiculizarse en el contexto internacional. Asimismo, sigue la concentración de poderes, guardan un silencio cómplice con los excesos que acontecen en Venezuela y se continúa agrediendo a los opositores en los discursos sabatinos. Malos pasos del Gobierno ecuatoriano, el mismo que debería buscar emular los buenos ejemplos.

Columnista invitado

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