Vieja práctica de gobiernos: tratar de eludir los problemas esenciales, generando temas y conflictos.
La fraseología irritante, la convocatoria a linchamientos informáticos, con costos que se multiplican en ese ejercicio de abuso del poder, la violencia en el ataque y en la respuesta, constituyen más noticias que la realidad de las circunstancias.
Permanecer en el poder es la consigna. Todo vale para ese fin. Siempre se ha acusado a la intromisión norteamericana en la política de la región y en los organismos regionales. Antes la intolerancia se expresaba en el anticomunismo, hoy desde gobiernos que se autoproclaman del socialismo del siglo XXI.
La democracia es un cuento.
En el Ecuador, después de años de imagen de bonanza evidenciados en el crecimiento de la inversión pública y del gasto no siempre bajo prioridades, por los precios elevados del petróleo, por el incremento muy consistente de recaudación tributaria, tanto porque se modificaron las normas tributarias para que haya mayor carga impositiva, como porque se cobró mejor, y por una deuda externa creciente al ritmo frenético de la elevación del gasto público, se entra en depresión porque las fuentes de ingresos bajan en sus rendimientos, sin que haya habido la previsión del control del gasto que habría permitido excedentes de ahorro público.
Ecuador terminó 2014 con una deuda general de USD 30 140 millones. Hasta julio de este año, el monto global ascendió a USD 32 624 millones. De eso, USD 20 385 millones fueron de fuentes internacionales. Pero ahí no están registrados los miles de millones de “venta anticipada de petróleo” a China y Tailandia, que son segmentos de deuda, con intereses, que se pagan con entregas de petróleo. Tampoco lo que se le debe a contratistas y proveedores del sector público, por cientos de millones de dólares entre facturados, planillados y aun no instrumentados.
Según JP Morgan, al 8 de septiembre del 2015, mientras el riesgo país del vecino Perú está en 239 puntos y del vecino Colombia se halla en 287 puntos, el riesgo país del Ecuador está en 1 362 puntos. Solo nos supera en riesgo Venezuela con 2 928 puntos.
Solo Ecuador y Venezuela en la región tienen cuatro dígitos en esa calificación. El Ecuador, el 3 de agosto del 2015, estuvo en 990 puntos.
¿Esos números estimulan una inversión confiable?
Y ¿eso por qué? No solo por el precio del petróleo, sino también por la verborrea y la desconfianza.
Han caído las ventas, también la construcción y hay desesperación de los que no figuran en roles de pago.
¿Será posible parar la incontinencia de la violencia verbal y la agresión de todos los que las alimentan, para pensar y actuar en función de millones de ecuatorianos que son afectados por tal incontinencia?