Gobernabilidad ‘morenista’

Por fin, Alianza País y su “cúpula correísta” han tendido la mesa para el gobierno de Moreno, pero no es en lo económico ni la situación del Estado, sino a nivel político. La esperada y cuasi mágica cifra de la división de legisladores de AP, es un gran regalo para el gobierno y puede serlo para Ecuador si el Presidente maneja la situación en consecuencia. La mayoría correísta no es más, se redujo a 23 legisladores. La mayoría que apoya al gobierno, es el doble y cinco están indecisos.

Es un super-cambio que la cúpula correísta se separe claramente del gobierno y es más sustantivo aún que Alianza País no sea ya la organización política mayoritaria en el legislativo.
Esto puede ser una gran oportunidad para que Moreno reorganice su gobierno y, sobre todo, contribuya a la organización del sistema político partidario.

Ecuador revive su fraccionamiento partidario, con tres o cuatro partidos mayoritarios en el legislativo y pequeños partidos que expresan aspectos regionales, locales o sociales o étnicos.

Pero en esta vez, evita así la imposición del bloque “Correa” con su obsesión por regresar al gobierno.

Sin embargo, para evitar una larga crisis política, para lo cual hay las condiciones, resulta necesario que Moreno reorganice Alianza País (otra AP) para que deje de ser simple organización de apoyo electoral o de movilización contra el contendor y pueda formar una especie de Frente Nacional político para resolver los problemas urgentes del Ecuador actual, entre otras medidas.

Para las urgentes medidas económicas en Ecuador es necesario un acuerdo político. Ya podemos ver ahora que el diálogo permitió la expresión de diversas posiciones, la existencia de diferencias muy fuertes entre sectores productivos de la Sierra y de la Costa.

Lo que resulta cuanto mas complicado que no caben en este momento soluciones circunstanciales. Es necesario llegar a acuerdos en dominios claves como fiscalidad, políticas de exportación e importación o sobre la política económica en general. Es decir, se requiere un magno acuerdo político que pueda incidir en las organizaciones sociales, muchas de ellas con tradición corporativa y rentista para centrar en defender los intereses inmediatos de sus miembros, haciendo del Estado el que les da “beneficios” directos.

Si Moreno quiere evitar la ingobernabilidad y la inestabilidad política, dos grandes problemas ecuatorianos, debe empezar por reorganizar un nueva Alianza País que borre lo antidemocrático del funcionamiento caudillista y de corrupción.

Esta es una urgencia debido al contexto crítico económico, a la efervescencia de conflictos sociales, y no sorprendería que la cúpula “correísta”, teniendo una base más sólida en la Costa, para presionar al gobierno y deslegitimarlo, acelere allí contestación y conflictos.

Las urgencias políticas deben prevenir esas crisis.

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