Sobre género y lugar

Esta es la primera vez en la historia en que la Presidencia del Banco Mundial está realmente en disputa. No solo porque el candidato estadounidense Kim Jong Kim es totalmente contrario a lo que se podría llamar un tradicional candidato del imperio, sino porque los otros dos contendores son figuras que por sí mismas ponen a prueba el statu quo en el banco más poderoso del planeta. La Presidencia del Banco Mundial es extremadamente importante para la gran mayoría de países en vías de desarrollo, una modificación -incluso pequeña- puede tener un enorme impacto en los países que dependen de él hasta para obras de riesgo e infraestructura.

Kim es un famoso médico-investigador estadounidense y actualmente el presidente de Darmouth College. Lideró una gran campaña mundial de combate al sida para la Organización Mundial para la Salud y luego fundó su propia ayuda internacional, “Socios para la Salud”. Pero su fama más bien se debe a su heterodoxa ideología publicada en el ahora famoso libro ‘Muerte por Crecimiento’, en donde afirma que el crecimiento económico es malo para la salud, declara su admiración por Noam Chomsky, el Che y Fidel Castro y denuncia las políticas neoliberales. Mejor demostración que Obama quiso dar un mensaje al mundo con él, imposible.

Pero la palabra clave aquí es “quiso”. Muchos dicen que Obama está forjándose una segunda opinión sobre su propio candidato. La responsable es la segunda candidata más opcionada y una verdadera estrella en su clase. Se trata de Ngozi Okonjo-Iweala, ministra de Finanzas de Nigeria, graduada en Harvard con honores y con un doctorado en Economía del Massachusetts Institute of Technology, un lugar al que muy pocos pueden acceder sin estar al borde de la genialidad. Aún tratándose de una economista clásica, su candidatura, por ser mujer y por venir del África subsahariana, constituye una revolución en sí misma. Para empezar, terminaría con la tristemente célebre “misión civilizatoria del hombre blanco” con la que siempre se creen imbuidos quienes dirigen las instituciones financieras internacionales. ¿Quién mejor que alguien que ha sufrido el subdesarrollo para saber cuál es el mejor camino o caminos para salir de él? A Obama no le quedaría mal que ella gane. A seis meses de las elecciones presidenciales, nadie sabe si los republicanos criticarán más que haya nominado a un candidato que admira a Fidel Castro o que pierda una elección que históricamente ha sido adjudicada de antemano a los Estados Unidos.

Quisiera poder decir más del candidato latinoamericano José Antonio Ocampo. Méritos no le faltan: académico prolífico, ex ministro de Finanzas y ex secretario general de la Cepal, pero su candidatura está perdida al azar sin el apoyo de los grandes decidores latinoamericanos, México y Brasil. Ojalá algún día nos unamos de verdad. Mientras tanto, Ngozi es la carta más prometedora para los países pobres.

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