La situación económica y social de Ecuador debería ser la urgencia de todos, en primer término de la élite política y no regresar a sus fantasmas del pasado de cada uno de mantenerse en sus posiciones, rehusar el diálogo y la acción conjunta.
La oposición hace un cuadro catastrófico de la economía, pero es más bien una situación crítica y requiere medidas urgentes, no regresar a los 90 y dejar que todo se deteriore por no tomar medidas a tiempo y que los afortunados ganen las decisiones políticas para salvar fortunas sin importarles que el país se hunda.
Sin embargo, con la misma urgencia se debe enfrentar situaciones sociales críticas que pueden convertir al Ecuador en esos países en que la mejor propuesta no funciona porque las relaciones sociales más elementales (con los vecinos) se descomponen y deshacen la buena convivencia, gana la desconfianza y la inseguridad. Y hacia allá vamos.
El narcotráfico, además, sigue implacable infiltrando los poros de la sociedad y corroe principios, instituciones o la dignidad personal. Este y otros problemas requieren de una sociedad civil activa pero es la que se sigue destruyendo.
El fraccionamiento político no ayuda a la solución. Alianza País, al seguir en sus posiciones, perderá más aceptación. Correa, por sus ideas y actitudes, le está dando en bandeja el poder a la derecha. Pero es una derecha sin brújula ni proyecto real, actúa prioritariamente por reacción y rechazo al gobierno o resucita inútiles ideas del pasado.
Ecuador requiere innovación, un proyecto de sociedad, política y economía sustentable, convivial, realmente democrático, participativo y abierto al mundo, que se vuelva patrimonio de todos. Es la tarea que correspondería a las fuerzas políticas del centro a la izquierda. Pero los que deberían converger se miden y se rechazan.
Son necesarias iniciativas de la sociedad para crear un gran frente democrático del centro a la izquierda, que cree presión pública, formule ideas y vuelva necesaria esta alianza. Pero esa alianza, ante la gravedad de la situación, no puede excluir a AP o a parte de ella, sin Correa va de sí, siendo el nudo de la discordia, ampliamente causante del deterioro socio-económico y político actual que, por ética y ley, debe simplemente terminar su mandato.
Alianza País, si quiere pervivir y no ser el que continúa reforzando el deterioro, debe ampliar sus horizontes y ser parte de una alianza más amplia con un programa nuevo democrático y que permita enfrentar la crítica situación actual.
Para varios, esto no tiene sentido o sea inadmisible incluir a AP, pero ante el fraccionamiento político se requieren acuerdos, queramos o no.
La crítica situación exige lograr capacidad de acción. Dentro de poco, ante el deterioro socioeconómico, se verá la urgencia de aunar esfuerzos y de no contentarse en tener una buena causa y ser minoritarios, mientras otros hacen y deshacen el país.
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