Las palabras fueron claras y concisas. El concepto no dejó dudas. Es un hombre preciso y directo. Sencillo y nada ostentoso. Humilde y firme. Generoso como pobre. No se expresa en el lenguaje de ciertos diplomáticos que poco dicen y mucho confunden. Es un Mandatario con pasado duro por haber sido combatiente guerrillero, no cantante de música protesta en mítines políticos, como el que sabemos. Es pragmático, y “por sus obras lo conoceréis”. Entre otras, tuvo el acierto de nombrar como Embajador de Uruguay ante la OEA a una persona cuyos derechos fueron avasallados. Por ello, este Embajador con conocimiento de causa rechazó el pedido del canciller Patiño respecto a controles a la libertad de expresión. Este uruguayo, como su Presidente, padecieron en carne propia el abuso del poder, lo que se conoció gracias a la prensa libre y al trabajo de la Comisión de Derechos Humanos.
En las relaciones internacionales mucha gente se queda en las formas. No se expresan con claridad. Piensan pero no se atreven a decirlo. Los “mayorcitos”, entre los que me incluyo, nos divertíamos “hace fuuu”, leyendo la tira cómica “El otro yo del doctor Merengue”, personaje que manifestaba en voz alta una frase, y pensaba otra diametralmente opuesta a la expuesta. Pues el Presidente de Uruguay, hombre al que no se le puede señalar como producto de campañas publicitarias, sino resultado de una vida de lucha, en la que hace lo que predica, ha dicho lo que mucha gente piensa de otro Mandatario. En mi opinión, las palabras no se fueron más allá de los conceptos. Lo expresó con un español campechano, como el utilizado por el pueblo. ¡Dijo una verdad! “Esta vieja es peor que el tuerto. El tuerto era más político. Esta es terca”. Además calificó a un ex Presidente argentino hoy fallecido, diciendo que era un “tuerto bastante baboso”. Acaso usted, gentil lector, no le pasó por su mente la imagen de otro Presidente recientemente fallecido cuya fortuna, según se dice, es de varios millones de dólares. Del “finadito” venezolano, ¿no podrían decir muchas cosas los mandatarios de otros países latinoamericanos, que los endilgados al “tuerto”? Tuerto: “De vista torcida”, lo que si era “él”, a quien se encomendó la “vieja” el día de tomar posesión como Presidente de Argentina.
No sé si no era “baboso” (“Que echa muchas babas” o “Bobo, tonto, simple”), pero si se aplicara el refrán de que “cuando el río suena, piedras trae”, los adjetivos empleados por el Presidente de Uruguay para el marido de la Mandataria de Argentina, no solo le calzan a éste y a la “terca”, sino también a presidentes violadores o pegadores de mujeres, o que engañan al pueblo con campañas publicitarias millonarias .
Presidente Mujica, ¡mis respetos a usted, por su pasado, su presente y su sinceridad!