Occidente no sabe cómo ni puede desenredar el enredo que él mismo creó. La violenta intervención unilateral e injustificada que Bush Jr., con algunos acólitos, desplegó en Iraq no dio solamente el puntillazo final a la alicaída ONU que no dio su consentimiento para tal acción, la famosa e inaceptable doctrina de la “guerra preventiva”, sino que alentó el desequilibrio político de una región altamente sensible y poco consolidada. Creyó que había y triunfado y el tiempo ha demostrado que fue todo lo contrario.
Junto con esta prepotente acción en la simple defensa de sus intereses petroleros y hegemónicos en Oriente Medio, y no como se ha dicho para proteger los derechos humanos y la democracia en Iraq –si ese hubiera sido el caso hace rato hubiera intervenido en Arabia Saudita que no tiene nada de democrática y peor de defensora de los derechos humanos-, la estimulante Primavera Árabe, salvo Túnez, ha resultado un fiasco que ha ofrecido un excelente escenario para que proliferen grupos fanáticos y crueles amparados falsamente en el islamismo.
El principal de ellos, que ha dejado de ser un simple grupo, y ha devenido en una fuerza militar terrorista debidamente estructurada que controlas ciudades y territorios en Siria, Iraq y Líbano, es el Estado Islámico. Sus avances en la captación de territorios, en sus sanguinarios medios de divulgación de sus objetivos y en el incremento de su arsenal tienen descolocado a Occidente. Sus principales líderes dialogan, se reúnen, definen estrategias. Putin actúa y bombardea posiciones del EI y Francia intenta una acción militar unilateral y aislada. Salvo Rusia, nadie quiere acercarse a Bashar el Asad, que tiene la firme voluntad de combatir a los yihadistas y de paso a las fuerzas de la oposición en la guerra civil iniciada en 2013.
En este escenario, la OTAN, como si no fuera ya poco confusa la situación, ¡amenaza con firmeza inusual con defender Turquía contra Rusia por la denuncia de sobrevuelos no autorizados de aviones sobre territorio turco en su camino a atacar posiciones del EI! ¡Y anuncia que está dispuesta a desplegar tropas en el terreno! Decisión que nunca consideró ni para el caso de Siria, Libia o Irán.
Entre tanto, Estados Unidos bombardea impunemente un hospital de la ONG Médicos sin Fronteras, en Afganistán, causando más de 20 muertos entre pacientes, médicos y familiares. Barack Obama reconoce el “error” y se disculpa mientras la organización humanitaria llama, y probablemente con razón, a que este hecho sea considerado un “crimen de guerra”, con todo lo que ello implica.
La solución pasa por la negociación con el adversario. Ya se probó efectiva con el enemigo iraní, ahora deben hacerlo con Al Asad. Mientras tanto el EI gana terreno, Rusia toma ventaja y, de carambola, el Régimen sirio se consolida. Y Occidente enredado…