Tarde fría y lluviosa la del domingo por la tarde en Quito, a una semana de la Navidad, con las calles repletas de carros, los centros comerciales muy visitados y la televisión con muy pocas opciones de entretenimiento porque hasta el torneo de fútbol se acabó.
Había escuchado que la Casa de la Música organizaba un programa que denomina ‘Domingos familiares’, que responde a una necesidad de entregar cultura musical a las familias que viven en Quito. Nunca tuve tiempo o tal vez no me programé para comprobar qué tan buena era la oferta musical en un horario inusual.
A una semana de la Navidad, los organizadores consideraron apropiado ofrecer un programa que llene las expectativas musicales con temas directamente ligados al ambiente navideño. La oferta musical con esa temática se cumplió de forma prolija.
El repertorio que organizó la Casa de la Música fue excepcional, no se salió de la invitación a un Festival de Navidad. El director musical de la Fundación Filarmónica Casa de la Música, Gustavo Lovato, dirigió el programa de principio a fin, incluso con una breve intervención musical en un dúo de flauta y piano junto con el pianista Álex Alarcón.
El programa se abrió con la Rondalia de Abogados, un grupo de profesionales que canta de forma muy acoplada y es dirigido por el pianista no vidente Vinicio Estrada. Luego vino la participación de los hermanos Castillo-Torres, integrado por niños y adolescentes muy talentosos, que dominan los instrumentos clásicos, y ejecutan las partituras como si fueran músicos con muchos años de trayectoria.
Fue sorprendente el solo del niño Natanael Torres, de 13 años, quien cantó dos piezas de notable jerarquía sin que lo haya traicionado la inevitable transformación de voz infantil a adulta. El futuro que tiene este chico es prometedor. En la presentación Lovato sugirió que Natanael puede llegar a convertirse en tenor o barítono porque le sobra talento.
A continuación dos coros que trabajan muy bien el género del canto. El coro del Conservatorio Mozarte, dirigido por Fredy Godoy, cantó desde villancicos cubanos hasta el ‘Soli deo gloria’. Después vino el experimentado coro de la Casa de la Cultura conducido por Jorge Jaramillo con una extraordinaria selección de temas navideños tradicionales.
Entre los dos coros la niña Priscila Torres interpretó una versión para arpa del Canon en Re mayor del alemán barroco Johann Pachelbel (1653-1706). Antes del cierre del concierto con la Noche de paz cantada por todos los coros, el público se deleitó con el grupo vocal Bocapelo, cuya característica principal es que el sonido instrumental lo hacen con sus bocas. Pese a todas las adversidades del clima, el público que casi llenó el local más importante de la música en el país salió satisfecho.