Hay una pequeña diferencia en este vocablo, pero resulta insignificante en comparación con lo que significa. Se puede resumir en la violencia contra la mujer que en algunos países del mundo alcanza dimensiones enormes, como por ejemplo en México donde una mujer es asesinada cada seis horas.
Y si miramos hacia Colombia encontramos que en ese país muere una mujer cada dos días y en Paraguay cada 10. La estadística dice que en Ecuador, de un total de 1 800 mujeres encuestadas, el 53,9% sufre violencia psicológica. Le siguen otras violencias como la física, la sexual y la patrimonial.
Es muy importante poner en el debate público este tema porque en las últimas semanas hemos sido testigos de horribles crímenes contra mujeres, perpetuados por alienados o psicópatas. La Fiscalía General del Estado acaba de publicar una revista bajo el título ‘Femicidio no’, que se subdivide en ‘una violencia asesina’ y ‘en busca de la verdad histórica del delito’.
Son iniciativas importantes de entidades del Estado como es la Fiscalía y también muy actual, es una reacción rápida frente a lo que está sucediendo dentro de una sociedad que está perdiendo sus valores. En la introducción el fiscal Galo Chiriboga califica al femicidio como una lacra que se empieza a dibujar como la violencia asesina de mayor envergadura en la tipicidad penal.
Rosario Gómez Santos, funcionaria de la Fiscalía afirma que la violencia contra la mujer transgrede los derechos humanos y se convierte en un problema de salud pública. En la revista se cita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que en el 2006 concluyó que el feminicidio presenta rasgos de misoginia y desigualdad severa, por lo cual puede estar combinado con formas de tortura, mutilación y saña.
Sobre los recientes casos de muerte de adolescentes en Quito, lo que precisamente se ha podido constatar es que han sido con saña, alevosía y con todo lo que genera odio de género.
La sociedad tiene que estar consciente que hay varios escenarios donde se producen estos delitos contra las mujeres. El íntimo es quizá el más común porque es cometido por hombres con quien la víctima tenía una relación familiar, de convivencia. El no íntimo en cambio es el clásico que deriva en un ataque sexual o en violación.
Para entender mejor este fenómeno, que no es nuevo, pero se ha vuelto más recurrente, es necesario que cada individuo asuma su responsabilidad frente a la realidad. La justicia no puede ser contemplativa y tiene que ser drástica en la sanción de estos delitos que develan una sociedad decadente.
El Fiscal tomó la iniciativa y se declara consciente de una realidad histórica que hay que cambiar. Durante muchos años las mujeres no tenían oportunidad de acceder a un trabajo digno y si lo lograban sus salarios eran inferiores. Es importante no actuar solo por asuntos coyunturales.