Gracias a la gentil invitación de Carlos Mantilla, director de este Diario, estaré acompañándolos con mis comentarios los primeros martes de cada mes.
Honor y reto que acepté entusiasmada.
De esta manera, me siento más cercana a este país,incrustado en mi corazón.
Para los colombianos es un año decisivo. El año en que si los astros siguen alineados y no se presentan equívocos de última hora, se firmará el Acuerdo de Paz entre el Estado y la guerrilla de las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia, FARC.
Será la primera piedra para la construcción de un país nuevo, después de más de medio siglo de una guerra fratricida que bañó nuestro territorio en sangre inocente, y jamás cumplió las metas de la utopía inicial.
En esta contienda salvaje, que fue creciendo como un alud imparable, adobado de narcotráfico, paramilitarismo, políticos, empresarios, Fuerzas Armadas, polarizaciones partidistas y bandas criminales, la Gran Víctima fue el pueblo.
Millares de campesinos desplazados. Millares de desaparecidos en fosas comunes o arrojados a turbulentos ríos. Masacres de pueblos y veredas.
Ningún vencedor. Todos vencidos.
Todos culpables por acción, indiferencia u omisión.
Gobernantes, gobernados, ejecutivos,políticos.
La guerra , el conflicto, o como se le quiera llamar, más demente e irracional de la historia mundial.
He conocido jóvenes guerrilleros, jóvenes paramilitares, ya reconciliados y trabajando juntos, y ninguno sabe muy bien el porqué el “otro” era el enemigo y tenía que “darlo de baja”.
Tenemos una nueva oportunidad. Mirarnos de frente. Darnos la mano. Perdonarnos a nosotros mismos para poder perdonar.
Reconocer nuestra responsabilidad individualidad y colectiva .
Un desafío. Un reto. ¿ Seremos capaces? ¿ Seremos inferiores a nuestras metas? Solo el tiempo lo dirá.
Personalmente creo que tenemos la obligación de dejarle un país diferente a nuestros descendientes.
¡Feliz año Ecuador! País hermano. País único en bellezas naturales, y calor humano.
Que nada nos separe jamás. Que siga imperando la convivencia y la paz.
PD: Les sugiero leer el libro de la periodista colombiana Claudia Palacios.
‘Perdonar lo imperdonable’.
Imparcial. Emotivo. Toca las fibras del corazón.