Cuaresma. Chiste recurrente. El Presidente aprovechó la ocasión para acudir al humor agrio y señalar a la reunión de Cuenca como fanesca.
El humor no es su fuerte. Tampoco es abierto para acoger al flemático John Oliver ni procesar sus piezas y retruca con ironías de poca gracia. Si el humor es algo serio, como dice un funcionario atildado, la interpretación es libre como es la risa.
La cita de autoridades seccionales de Cuenca convocó a 150 políticos que fueron elegidos el 23 de febrero de hace un año.
La fecha es simbólica porque ese día, por primera vez desde 2007, Rafael Correa experimentó un revés electoral, aunque haya sido parcial. Parcial, sí, porque Alianza País siguió siendo la primera fuerza política del mapa nacional, pero sus candidatos no ganaron en ninguna de las grandes ciudades. Un mensaje que no termina de doler ni se asimila con madurez y sentido de futuro.
Es verdad que a la cita de Cuenca acudieron personajes de distinta extracción política: ¿cuál es el problema? En democracia reunirse para pensar o hasta para forjar futuras alianzas de oposición para contrarrestar al aparato del poder imperante no es, ni mucho menos, prohibido. Ni pecado, tampoco en tiempos de Cuaresma.
Hablar de fanesca en los platos de los otros sin ver el entrevero en el plato propio tampoco es de recibo. En el gobierno de Rafael Correa las vertientes políticas son diversas. Para empezar el Presidente nunca tuvo una militancia en partidos de la izquierda conocida (FADI, Socialismo, MPD, etc.) Altos cargos de su Gobierno provenían de la militancia del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).
Otros funcionarios lo fueron del Gobierno de Alfredo Palacio. Palacio fue compañero de papeleta de Lucio Gutiérrez. Ministros y ministras (como dirían ahora en esta modalidad de feminicidio contra la palabra), de ese Gobierno hay una lista larga.
Doris Soliz fue ministra en el Gobierno de Lucio (como parte de Pachakutik) y ahora es la máxima dirigente del movimiento oficial. El anterior director fue militante de partidos de izquierda.
Alberto Acosta fue cercano a movimientos de izquierda y Nathalie Cely colaboró en el gobierno de Jamil Mahuad, quien ahora tanta urticaria le produce a Correa.
Alexis Mera, asesor jurídico presidencial, jamás ha renegado su cercanía a León Febres Cordero en el Municipio de Guayaquil.
Hay legisladores que antes fueron colaboradores de bufetes de abogados encopetados de Guayaquil.
Varios funcionarios de alto y medio niveles fueron entusiastas colaboradores de medios de la prensa, radio y televisión privada.
Esa prensa a la que hoy los portavoces oficiales tachan de mercantilista y el propio Presidente le plantea una ‘guerra planetaria’, aunque fue desde sus tribunas libres como se dio a conocer ante el país cuando Ministro y profesor universitario.
Tanto en la cita de Cuenca y en el Gobierno, la fanesca parece el plato preferido de los políticos. ¡Que no se empachen!