La nación quiteña fue una realidad mucho antes de que naciera Atahualpa. Son razones de peso las que les han llevado a los historiadores a definir como ‘el Quito Propio’ al espacio geográfico que va desde Alausí, por el sur, hasta la tierra de los Pastos, por el norte.
Cuando los Incas llegaron hasta lo que hoy son las provincias de Cañar y Azuay, allí se quedaron, no pudieron pasar. La fortaleza de Inga Pirca es la demostración más clara de que los señores del Tahuantinsuyo tenían que defender el territorio cañari de las incursiones de los pueblos del norte, en tanto consolidaban sus conquistas y demandaba tiempo la creación de la Tomebamba Imperial (Juan Cordero Íñiguez). Muerto Tupac Yupanqui, fue su hijo Huayna Cápac, nacido en Tomebamba, quien invadió con tropas cusqueñas y cañaris, la tierra de los puruhuayes, el inicio del Quito Propio. La resistencia fue ‘feroz’, en opinión del historiador peruano Fernando Cabieces. Tal debió haber sido su conciencia de identidad que comunidades enteras de puruhuayes, vencidas pero no doblegadas, llegaron como mitimaes forzados a la actual provincia peruana de Cajamarca, en donde hay un pueblito que lleva el nombre de Puruhuay y sus habitantes se diferencian del resto de campesinos de la región.
La heroica resistencia de los quitus a la invasión cusqueña no la discute nadie en cuanto a ser la demostración más contundente de defensa de la identidad. Un lago se tiñó de la sangre de quienes se sentían formar parte de una comunidad humana, una nación: un pueblo en un espacio geográfico.
Para la pacificación de los pueblos del Quito Propio fue menester que una noble puruhuay se desposara con Huayna Cápac, el Emperador. De aquella unión nació Atahualpa, en Caranqui y no en el Cusco, como aseguran quienes nos han discutido nuestro espacio geográfico y hasta el oxígeno de nuestra nacionalidad.
Nuestra nación no es producto de sueños. Cuando Huáscar pretendió invadir la heredad de Atahualpa, la nación quiteña se movilizó. Uno de los generales del Emperador quiteño, Quis Quis, llegó triunfante al Cusco luego de defenestrarle a Huáscar. Fue un error de cálculo el que explica la tragedia de Cajamarca. Ajusticiado Atahualpa, su cuerpo desapareció. Según Tamara Estupiñán, quien por años ha estudiado el tema, la momia del Emperador fue llevada a tierras del Quito Propio y allí enterrada. Fueron las tropas de la nación quiteña las comandadas por Rumiñahui, las que en la Batalla de Tiocajas se enfrentaron a españoles, cusqueños y cañaris, en alianza.
¿Fallidos nuestros sueños de ser nación? ¿Fue la razón para que Colombia y el Perú pretendieran partirnos en dos? Hemos resistido con éxito a todas las presiones que nos negaban el derecho a existir. La nación quiteña, germen fecundo de la ecuatoriana de hoy. Sueños realizados, digo yo.