La semana pasada escribí que solo faltaban unos 40 años para que los cerebros humanos pudieran ser recargados. Fabián Patinho comentó en Facebook que eso es “totalmente plausible”, aunque podría haber algo no computable en la actividad mental. De acuerdo. Otro lector, en cambio, me tildó de exagerado por hablar de 40 años. Que faltaba mucho más, si acaso llegaba a suceder, dijo, y que había problemas sociales más importantes de qué preocuparse.
Pues no, nada es más importante que el ‘know how’; allí es donde se juega el poder del futuro. Eso lo sabe Fidel Castro que, con crisis y todo, impulsó hace años la biotecnología. Y en cuanto a la brevedad de los tiempos, no exagero yo, la exagerada es la realidad que estamos viviendo. Por eso mi artículo terminaba con la palabra ‘vértigo’, que se aplica a todo lo que está pasando a una velocidad incomprensible e inmanejable para quienes crecimos en un mundo todavía artesanal, con máquina de escribir, teléfono de pared en la tienda de la esquina, cámara de fotos manual y botas que duraban toda la vida.
¿Vejestorios? Bueno fuera que solo los mayores de 50 años estuviéramos desubicados ante los cambios incesantes de la revolución digital. Acabo de leer a un bloguero de la revista Forbes, Eric Jackson, que antes de que Facebook patinara malamente en la Bolsa cuestionó las debilidades de la famosa red de Zuckerberg y concluyó que podría desaparecer dentro de 5 años, quizás 8. ¿Otra exageración descabellada? No parece, pues el artículo fue comentado en el diario Le Monde, donde se abrió un debate memorable.
Tan solo desde 1994, Jackson distingue tres generaciones del Internet: la Web 1.0 (con Netscape, Yahoo, Google, Amazon….); la Web 2.0 o Social (con Facebook, Linkedin), y la actual Móvil. Su argumento central es que cada generación percibe el mundo de una manera particular, de la que deriva sus hábitos de compra y otras decisiones. Las empresas exitosas sintonizan y alteran la realidad de cada etapa, pero no logran adaptarse bien al paradigma de la siguiente generación, que exige nuevas formas de pensar.
Así, las ‘viejas’ compañías de la Web. 1 no supieron apreciar la importancia de construir una red social, en tanto que Facebook tiene problemas para adaptarse a la era Móvil y es probable que surja otra empresa que responda mejor a un mercado que apunta a las aplicaciones para móviles y no a los sitios web. Lo que llama poderosamente la atención es la velocidad con la que van cambiando los paradigmas, tanto así que Facebook empezaría a ser obsoleto cuando recién ha cumplido 8 años de vida y lleva un mes en Wall Street.
Con sus ojos clavados en las pantallas de los smartphones, los circuitos nerviosos de los adolescentes se van adaptando a ese vértigo. Parar es morir.