Las horas antes del 24 muestran señales políticas preocupantes originadas por un ambidextro sistema de gobierno. Son desconcertantes como último o primer capítulo de una serie cada vez más parecida a una dinastía real.
Se desahuciaron 12 tratados internacionales bilaterales, cuando está por entrar en vigencia otro, de igual o más riguroso sistema, con la Unión Europea. Luego, se instauró un régimen extraordinario de seguridad para ex mandatarios y sus familias. A continuación, se autorizó el uso y destino de la banda presidencial – símbolo patrio del Estado- y, finalmente, se insistió en la polémica con las FF.AA. por los bienes patrimoniales de los jubilados de la institución.
En el marco de la política internacional la línea no varía o se acentúa. La adhesión al chavismo es consustancial; por eso, rendimos honras a la tumba del líder de la revolución cubana, pero nos olvidamos de los que caen en combate en las calles caraqueñas. ¿Cuál será la diferencia entre los que se extinguieron en las mazmorras de Batista, con los que ahora se inmolan en la capital y otras ciudades venezolanas?
Para cerrar el círculo el Presidente electo tuvo una reunión que los representantes de las funciones de control del Estado. Solemnemente les demandó independencia en sus funciones. ¿Ironía o sarcasmo? Un caso que debiera ser resuelto por la Academia.
El presagio que dejan estos hechos, provocan desconcierto y preocupación. El primero es sobre la real independencia de próximo mandatario del Ecuador que puede convertirse en una especie de Mandela voluntario; luego, que no hay un atisbo sobre cambios o rectificaciones del modelo económico.
Lo que debe precisarse es que lo que le pase al gobierno no solo será responsabilidad del gobernante y su mayoría parlamentaria. Igual culpa la tendrá una oposición mezquina y auto suficiente. No cabe en esta circunstancia la costumbre bíblica de la rasgadura de los vestidos por vergüenza, furia, tristeza o algún otro sentimiento intenso. En estas insólitas coyunturas, también suele escucharse que la ruta es similar a la venezolana. Es un error. Venezuela es una dictadura militar con ropaje civil.
El Ecuador es diferente. Es verdad que las FF.AA. son acosadas por el desborde político e ideológico, pero no son el poder ni parte del mismo. La historia les deparó dos cualidades ejemplares: honor como emblema y habilidad táctica cuando las circunstancias lo exijan; nunca contra su pueblo.
Antiguamente al inaugurarse un gobierno y presentar a sus primeros ministros se decía, de manera socarrona que se trataba de un “gabinete de lujo”.
Hoy se puede decir, -sin caer en la sátira, sino en el símil- que se trata de un gabinete “camaleón”: puede ser visto del color del antiguo o del nuevo régimen.
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