Uno de los secretos mejor guardados de la desaparecida Yugoslavia quedó expuesto con la divulgación en Internet de los nombres de 16 101 reclusos de Goli Otok, o Isla Desnuda, único gulag al estilo soviético creado por el régimen de Tito hace 65 años.
La lista de quienes fueron recluidos en ese campo de trabajos forzados, disponible en un sitio web croata, suscitó reacciones sin precedentes entre los pocos sobrevivientes y sus familias en toda la antigua federación, que se disolvió en 1991.
Esas reacciones revelan hasta qué punto las penurias de muchos bosnios, croatas, montenegrinos, macedonios, eslovenos y serbios que fueron prisioneros en Goli Otok, constituyeron una carga y una fuente de vergüenza familiar por generaciones. Ahora las familias esperan asumir el traumático pasado de sus parientes.
Goli Otok es una isla diminuta y deshabitada, casi yerma, 6 kilómetros al norte de la costa croata sobre el mar Adriático. En julio de 1949 se convirtió en prisión de opositores al Gobierno de Yugoslavia, que había decidido abandonar la órbita soviética en junio de 1948.
Esa medida se conoce como “el ‘no’ histórico” a Stalin (1879-1953), quien reclamó entonces a los comunistas yugoslavos que derrocaran al régimen de Tito (1892-1980). En palabras de Stalin, Tito se convirtió en “un siervo del imperialismo”, en referencia a los países capitalistas de Occidente.
Los comunistas soviéticos y yugoslavos habían sido aliados en la batalla contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Pero “para muchos comunistas, era inconcebible que Stalin se equivocara”, dijo Zoran Asanin, presidente de la Asociación Goli Otok de Belgrado.
Según su testimonio, y testimonios y recuerdos de muchos sobrevivientes, durante 1948 en las reuniones del partido simplemente se preguntaba a los afiliados si preferían a Stalin sobre Tito. Si la respuesta era sí, se los enviaba de inmediato a Goli Otok, sin que mediara proceso judicial alguno. Y no se informaba ni a los familiares más cercanos sobre su paradero.
Los prisioneros eran enviados a la isla desde el puerto de Bakar. En Goli Otok, de 4,7 kilómetros cuadrados, había cuatro campamentos sin saneamiento ni instalaciones dignas.
La isla es conocida por su clima duro, con veranos abrasadores e inviernos gélidos. Los reclusos trabajaban en una cantera, y los guardias los golpeaban por ser “traidores” a la causa yugoslava. También hacían que se golpearan entre sí.
El hambre y la sed eran una realidad cotidiana. A cada prisionero se le daba apenas 200 decilitros de agua por día y algo de pan. La lista de nombres señala la cantidad de 413 muertos en esos campos, por enfermedades como la fiebre tifoidea, problemas cardiacos o suicidio, entre 1949 y 1956, cuando los últimos presos políticos fueron retornados a la costa y llevados a cárceles comunes en toda la entonces Yugoslavia.