Estorba, ¡reformas!

¡Nos creen ingenuos a un gran número de ecuatorianos! Cambiar normas de la Constitución por las que los ciudadanos votaron en el referéndum de 2008, sin dejar que sea el voto directo del mismo pueblo que las aprobó, es trampa. Les pasará factura a quienes hoy se encuentran encaramados y engolosinados con el poder.¡Lástima que la mayoría de los habitantes ha tomado somníferos para aguantar la pesadilla del socialismo del siglo XXI!

El pueblo, tan invocado por los políticos apoderados de Carondelet, decidió que al Presidente de la República se lo podría reelegir “por una sola vez consecutiva” (artículo 114). Hoy su entorno ha resuelto que la reelección sea indefinida. Quieren implantar un sistema tan “democrático” como el de Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua.También han decidido, pensando en alguien para que sea candidato a la Vicepresidencia, que la edad mínima para postularse a las dos primeras magistraturas del Ecuador, se reduzca de 35 años a 32. ¿Quién es el afortunado? A esa edad, ni experiencia, ni conocimientos, ni personalidad. A esa edad obedecen lo que los mayores les ordenan… ¡no me refiero a ningún colaborador especial…, aunque pensándolo bien, se aplica a varios!

Como 21 jueces de la Corte Nacional de Justicia es un número insuficiente para despachar causas en defensa de los intereses de ciertos beneficiarios del sabor dulce del poder, se pretende aumentar su número reformando el artículo 182 de la Constitución (aprobado en referéndum gracias al aparataje propagandístico del Gobierno), autorizando al Consejo de la Judicatura determine cuántos nuevos obedientes abogados pro Alianza País sean los ungidos para ocupar las plazas para la no-administración de la justicia.

A las Fuerzas Armadas, que en los últimos 50 años han demostrado su profesionalismo en la defensa de la integridad territorial del Ecuador, con la pretendida “enmienda” del artículo 158 de la Constitución, se las mandará a la calle para colaborar con la Policía Nacional. Pero, ¿acaso por la formación de los militares (entrenados, entre otras cosas, para la guerra), podrán ejecutar eficientemente esas nuevas labores en las que en la mayoría de casos no hay “enemigo”, ni se está en una batalla?
Función Ejecutiva reformada. Función Judicial reformada.

Fuerzas Armadas reformadas. Entonces, había que suprimir atribuciones a los municipios. Se elimina como competencia de los cabildos construir y mantener la infraestructura y equipamiento de salud y educación, “así como los espacios públicos destinados al desarrollo social, cultural y deportivo” (264). Hasta los parques serán administrados por el Ejecutivo. De esta manera, siguen invadiendo todo espacio, sin resistencia de ningún tipo, y haciendo lo que les “da la regalada gana” para sus fines.

portiz@elcomercio.org

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