Los anuncios económicos, más que las acciones concretas, marcan los primeros 100 días del Gobierno. Entre otros se cuentan los cambios de administración del dinero electrónico, la paralización de la Refinería Esmeraldas, tener al sector privado como eje de la economía, la búsqueda de inversionistas extranjeros.
En este período los ecuatorianos hemos visto que las autoridades del sector económico intentan trazar una agenda para reactivar la economía nacional.
Entre las acciones más notorias -aún no sabemos si las más efectivas- están los diálogos que se han dado entre ministros y empresarios, amparados en el Consejo Consultivo Productivo y Tributario. Estos encuentros terminan esta semana con la expectativa de que el Ejecutivo recoja la mayor cantidad de propuestas de los sectores productivos.
Los planteamientos se han enfocado en temas como la flexibilidad laboral, la reducción de impuestos y la apertura comercial. La última palabra la tiene el Ejecutivo que debe revisar los pedidos y tomar decisiones.
También hay que destacar el hecho de que se transparentó la deuda que tiene el Estado. El propio Presidente de la República reconoció que existen “importantes necesidades de financiamiento”. Con esto quedó evidenciado que la mesa no estaba servida, tal como aseguraban las anteriores autoridades, y que la situación económica es compleja.
En el sector petrolero, que todavía es vital para el fisco, se dio un remezón cuando se supo que los trabajos de repotenciación de la Refinería Esmeraldas habían sido insuficientes y que será necesaria una nueva paralización de la planta. Este anuncio activó las alarmas en una industria de la que seguimos dependiendo demasiado.
La eliminación de las salvaguardias y la reducción del IVA también marcaron estos 100 días, aunque en realidad eran parte de un cronograma previsto con anterioridad. Ahora el país entero espera el programa económico que implementará el Gobierno y que ofreció anunciarlo en septiembre.