Desde que estalló la crisis inmobiliaria en el 2008, España se ha convertido en el cuarto país de la Zona Euro –después de Grecia, Portugal e Irlanda- que ha tenido que ser rescatado para evitar un colapso no solo de su sistema financiero sino de su economía como tal.
En días pasados la Unión Europea (UE), a través del Fondo Europeo de Estabilidad Económica (FEEF), concedió un crédito por USD125.000 millones de reestructuración y saneamiento de la banca privada, sensiblemente afectada desde el derrumbe de la burbuja inmobiliaria.
Pese a que las autoridades del gobierno español han negado que se trate de un “rescate” sino de un “préstamo que hace Europa en condiciones excepcionales”, este hecho evidencia la grave situación que están atravesando.
Si a esto se suma la recesión, desempleo, alto nivel de endeudamiento, la fuga de la capitales y el desbordado déficit fiscal -el cual llegará en el 2012 al 5,3 % del PIB- posiblemente la astronómica cifra de USD125.000 millones se quede corta. ¿El rescate ofrecido podrá finalmente surtir efecto y evitar así un escenario parecido al de Grecia?
Los bancos están en un atolladero. En su momento cometieron muchos errores. Concedieron créditos en condiciones demasiado laxas y flexibles. Realizaron inversiones imprudentes. Cuando estalló la crisis en 2008, se vieron de pronto sepultados bajo montañas de créditos incobrables. Con el fin de sanear su situación, los bancos han embargado bienes inmuebles a los deudores. En la actualidad están en manos de la banca cerca de 200 mil propiedades, en el último tiempo han llegado a perder cerca del 25% de su valor. El atolladero consiste en que a la falta de liquidez se suma el retiro de dinero de la gente por desconfianza del sistema financiero. Cifras del Fondo Monetario Internacional estiman que la necesidad de los bancos españoles sería de USD 50 mil millones.
No obstante, esto ha generado indignación en la población. Hay la percepción de que el gobierno ha dado más atención en salvar a los bancos que en reactivar la economía, generar empleo y mantener la protección social. De acuerdo a un informe de Caritas Internacional, el 25,5 % de la población española vive bajo el umbral de la pobreza. A esto se añade el 24,3 % de personas que no tienen trabajo, la población joven es la más afectada. El índice de paro en los jóvenes sobrepasa el 55 %.
Los tiempos de esplendor, brillo y riqueza se acabaron. Al igual que Grecia, España ha vivido por encima de sus posibilidades. La crisis recién comienza y posiblemente tomen muchos años para que su economía se recupere. No será suficiente apretarse el cinturón. Reformas estructurales y de reactivación de la producción son necesarias pero ello tomará tiempo.